No ha echado a andar el Congreso y Vox ya ha conseguido marcar la agenda del PP desde las autonomías. El miedo que algunos diputados de Pablo Casado tenían a que Santiago Abascal intentara retratar a la «derechita cobarde» en el hemiciclo mediante iniciativas parlamentarias ha llegado ya a través de las comunidades en las que el PP se alió con Ciudadanos y la ultraderecha para lograr el Gobierno: Murcia, Andalucía y Madrid. En las tres, Vox ha puesto como condición aplicar la censura parental en las escuelas públicas para apoyar los Presupuestos. Ese veto, recurrido por el Gobierno central, supone que los centros deberán solicitar una autorización a los padres para que decidan si sus hijos pueden participar en actividades complementarias que afecten a cuestiones morales o sexuales.

Los números dictan que el PP necesita a Vox para las cuentas y, ante esa disyuntiva, Casado ha dado luz verde a sus barones para que cedan si lo necesitan. Además, el líder del PP se ha lanzado a defender ese veto como si hubiera sido un pilar de su partido, aunque en ningún programa electoral ha aparecido esa medida. «Abascal 1, Casado 0», resume un diputado de la dirección.

Fuentes del equipo de Casado admiten que, con la «fortaleza» de un Vox con 57 escaños, la situación del PP es difícil de gestionar y deberán decidir en cada caso si se suman o no. Los de Abascal ya han conseguido implantarlo en Murcia, con la aquiescencia de PP y Cs, y ahora exigen que se haga en Andalucía y Madrid.

DIFERENCIAS TERRITORIALES / En las tres, en los Ejecutivos gobiernan en coalición PP y Cs. Y esta polémica también ha puesto de relieve la diferente manera de encajar las exigencias de Vox por parte de los populares y de los liberales según cada territorio.

Para el bipartito andaluz, la demanda es «perfectamente asumible» si se le pregunta al portavoz, Elías Bendodo, del PP. Sin embargo, es «innecesario» si se le plantea al consejero de Educación, Javier Imbroda, de Cs. Los Presupuestos del 2020 ya están pactados, así que la presión de Vox puede llegar con el bloqueo a proyectos de ley o decretos.

En Madrid, en cambio, tanto populares como naranjas rechazan la iniciativa. La presidenta, Isabel Díaz Ayuso (PP), también tildó de «innecesario» el «pin» y recordó a Vox que no se incluyó en el pacto de investidura. Sin embargo, eso no es óbice para que los ultras puedan amenazarle ahora con no apoyar los Presupuesto. En el equipo de Casado no son optimistas y creen que Ayuso no podrá zafarse.

En Barcelona, las críticas llegan por otros derroteros. El presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Josep Bou, admitió ayer que fue un error poner de candidata al Congreso por Barcelona a Cayetana Álvarez de Toledo porque, dijo, el partido debe tener líderes en Cataluña que «sean catalanes, con apellidos catalanes y hablen catalán».