El excomisario José Manuel Villarejo optó ayer por pasar al ataque argumentando que tiene «cien veces más material» del que se ha conocido en la causa en la que se investigan las cloacas policiales, por la que él está en prisión desde el 3 de noviembre de 2017, y que el material conocido hasta ahora es el que le perjudica, por lo que no tendrá «más remedio» que sacar otro.

Durante la vista con la que el juez Manuel García-Castellón decidirá si prorrogarle el encarcelamiento hasta el máximo de cuatro años previsto por la ley, el principal imputado del caso Tándem sostuvo que hasta ahora los audios que acumuló durante años y han ido dando lugar a la apertura de 16 piezas en la causa se habían ido conociendo en función de los intereses de las acusaciones, contrarios a los suyos. Como perjudiciales para sus intereses señaló el de la comida con la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, y el juez Baltasar Garzón, y el de Corinna Zu Sayn-Wittgenstein.

Villarejo compareció por videoconferencia desde la cárcel de Estremera. Durante la vista tanto los fiscales Anticorrupción adscritos al caso como la acusación que ejerce Podemos y el despacho Balder IP defendieron que permanezca en prisión ante el riesgo de fuga y de destrucción de pruebas.