Pedro Sánchez buscó la confrontación con Pablo Casado por su posición respecto a la violencia de género en el bloque de políticas sociales, el aspecto que había protagonizado el debate a seis candidatos de la semana pasada en la que la cabeza de lista por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo cuestionó que las mujeres tengan que dar su consentimiento para mantener relaciones sexuales o que, de lo contrario, sea considerado violación. "No es no, y cuando una mujer no dice sí es no. Cuando se sienten coaccionadas hay ocasiones que no pueden decir que no, como en el caso de las manadas", defendió el líder socialista.

Casado evitó entrar en la polémica y prefirió ceñir su discurso a la defensa de medidas para que las mujeres puedan ejercer libremente su maternidad y al empleo femenino. Sánchez insistió con la polémica sobre la gestación subrogada. "Diga a sus amigas de la ultraderecha que el vientre de la mujer no es un taxi", le espetó a Casado, "señor Rivera, el vientre de una mujer no se alquila", señaló también, a lo que Albert Rivera le pidió que no "sea carca". El jefe de los liberales se presentó como el mejor presidente para defender las familias, de todo tipo.

El debate también reflejó la inquietud por las pensiones, cuyo crecimiento Pablo Iglesias reclamó que se vincule al IPC. Sánchez concedió que debe reforme la Constitución para blindarlas y subrayó también su compromiso con reducir la pobreza infantil. El podemista trató de sembrar dudas sobre el candidato de Cs "Rivera es cualquier cosa", que se revolvió y le echó en cara la polémica por el chalet de lujo de Iglesias.