El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, avisó ayer a PP y Ciudadanos de que el reparto de puestos en la Mesa de la Cámara baja pasará «una factura muy alta» a ambos partidos. Espinosa de los Monteros aseguró que su partido no será «revanchista» en los ejecutivos regionales donde populares y naranjas gobiernan gracias a Vox, aunque ya se sabe eso de excusatio non petita, accusatio manifesta (excusas no pedidas, acusación evidente).

El PP ocupa la presidencia de los gobiernos de Andalucía, Castilla y León, Murcia y Madrid, y Cs, las vicepresidencias. Los próximos presupuestos y cualquier proyecto de ley requieren el apoyo de los diputados de Vox.

El portavoz de los radicales en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández, declaró ayer que espera que los populares no adquieran el «estilo Gürtel, trilero y tramposo» que, en su opinión, tuvieron el martes en el Congreso. Al partido de ultraderecha le va a costar tiempo digerir que Pablo Casado impidiera que Vox tenga dos puestos en la Mesa esta legislatura y solo pueda disfrutar de una vicepresidencia.

El presidente del PP ordenó ayudar a Ciudadanos para que los naranjas consiguieran una secretaría en ese órgano, aunque solo tienen 10 escaños, y descartó apoyar al partido de Santiago Abascal a lograr su segundo cargo pese a que cuentan con 52 diputados. Finalmente, Cs no alcanzó el mínimo de respaldos necesarios, el candidato de Vox tampoco y esa secretaría, por la estrategia de Casado, acabó en manos de Podemos.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ya sufrió para aprobar los presupuestos del 2019, contra los que los ultras presentaron una enmienda a la totalidad que retiraron en el último minuto. Esta vez no han llegado a ese punto, aunque todavía no se ha votado en el Parlamento.

También en Madrid, la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha visto cómo Vox ha apoyado la petición de la izquierda para que comparezca en la comisión de Avalmadrid, en la que se investiga un crédito de 400.000 euros a una empresa participada por el padre de la hoy presidenta.

SALIR DEL GALLINERO / La estrategia de Vox fue marcar distancias con el PP y Cs en todos los territorios y todas las instituciones. Lo hizo también Ignacio Gil Lázaro al llegar precisamente a la primera reunión de la Mesa del Congreso, donde ocupa la vicepresidencia cuarta. «No estamos dispuestos a consentir que ni unos ni otros pretendan despreciar, ignorar o pisotear a 3,7 millones de españoles», dijo el representante de Vox. Y avisó al PSOE y a Podemos, que disfrutan de la mayoría en la Mesa, de que «la fase de gallinero se ha acabado para siempre».

Se refería al reparto de los escaños en el Congreso. El representante de Vox considera que con 52 diputados su partido debe ocupar el espacio que Cs tenía la pasada legislatura, con asientos en primera fila y pasillo.