Ni El novio de la muerte ni apenas vivas a España. El primer acto de precampaña de Vox sorprendió por su sobriedad. La formación que comanda Santiago Abascal parece moderarse y donde antes se atacaba al feminismo ahora se habla de hembrismo, y donde se negaba rotundamente el cambio climático ahora tan solo se pone en duda que la solución sea un Gobierno de izquierdas. Todo apunta a que, cara al 10-N, tratarán de alejar su imagen de partido radical, subrayando su labor dentro del Congreso. En su primer gran acto de precampaña pasaron de puntillas por el ecologismo o el Estado de las autonomías para centrar sus ataques en el independentismo catalán y en el PSOE.

«Hay un golpe de Estado vivo en Cataluña. Ante esa emergencia solo Vox reacciona exigiendo la detención de [Quim] Torra, la ilegalización de los partidos independentistas y la suspensión de la autonomía de Cataluña», sintetizó Abascal su posición sobre el conflicto catalán ante cerca de 13.500 personas que se habían reunido en la plaza de toros de Vistalegre bajo el lema Plus Ultra.

Las cargas contra los socialistas fueron igual de duras. El presidente de Vox acusó a Sánchez de utilizar la exhumación de Franco para «destruir la reconciliación de los españoles, reescribir la historia, deslegitimar a la Monarquía y derrocar a Felipe VI». Acusó al PSOE de tener una «historia de asesinos, de corruptos y de maltratadores de mujeres». Duros reproches que le llevaron a asegurar que, frente a la apertura de PP y Cs, Vox no apoyará a los del puño y la rosa.

La leve moderación de los ultraderechistas se produce a poco más de un mes de que se celebren las elecciones generales del 10-N y en plena epidemia de dimisiones en la formación por el rumbo escogido.

Vox también se encontró protestas en el madrileño barrio de Carabanchel, donde está ubicado el recinto de Vistalegre. A lo largo de la semana, las calles aledañas han amanecido con pegatinas con el lema: «Santiago Abascal no ha trabajado nunca, ¿y tú?». Además, a las 5.30 de la mañana, un grupo de mujeres pertenecientes a Femen trató de boicotear el acto de los ultras. Las cuatro activistas se encadenaron a una de las puertas del recinto. «Cadena feminista contra el voto fascista», explicó la organización.