El Acuerdo de París para frenar el cambio climático a nivel mundial entrará en vigor la próxima semana, pocos días antes del inicio de la Cumbre del Clima en Marraquech de las Naciones Unidas (COP 22), donde continuará la negociación internacional para limitar las emisiones de efecto invernadero. El área mediterránea se considera la más vulnerable de Europa ante los efectos del calentamiento global y los científicos de la Universitat Jaume I de Castellón anuncian que la disponibilidad de recursos hídricos se va a acelerar durante las próximas décadas.

El V informe del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU advierte de que el agua disponible en el territorio mediterráneo se reducirá en un 30% para finales del siglo XXI. Sin embargo, esta pérdida de recursos hídricos se va a producir con anterioridad, como indican los cálculos de una investigación liderada por el profesor emérito de Análisis Geográfico Regional de la UJI, José Quereda. «Hemos estudiado las cuencas hidrográficas del Júcar y del Segura y demostramos que esta caída de caudales del 30%, al ritmo actual de consumo, va a llegar alrededor del 2050, es decir, varias décadas con anterioridad a lo indicado por las previsiones», asegura.

Los motivos de la aceleración de la pérdida de caudales están relacionados con dos factores fundamentales, en opinión de Quereda, integrado en el Departamento de Historia, Geografía y Arte. «Primero --argumenta el profesor--, por el ascenso de las borrascas a latitudes más elevadas que tiene como consecuencia un menor aporte de precipitaciones en nuestro territorio; además de episodios de gota fría con menos descarga de lluvias. Y, en segundo, porque el incremento térmico global va a aumentar los índices de evapotranspiración de los caudales existentes en ríos, pantanos o lagos», revela.

La eficacia en la gestión de los recursos hídricos «no va a ser suficiente para paliar este 30% de déficit», indica Quereda, quien esta semana ha sido convocado por Les Corts Valencianes para asesorar a la Comisión de Medio Ambiente, Agua y Territorio. De hecho, concluye el investigador, «he comentado a los políticos que el ahorro y la eficiencia pueden paliar el 15% del déficit, pero el otro 15% restante deberá cubrirse con trasvases de cuencas excedentarias y desalinización para consumo humano».

La agricultura es uno de los sectores con una mayor demanda hídrica, que ronda el 70% del total y, en consecuencia, sería aconsejable aplicar mejoras en la gestión del riego. A su vez, los regadíos no solo implican un consumo elevado, sino que han sobreexplotado tradicionalmente los acuíferos costeros.

Reservas de agua

Un trabajo desarrollado por el Instituto Universitario de Plaguicidas y Aguas (IUPA) de la UJI ha mostrado la viabilidad de la recuperación de las reservas de agua subterránea. «Las recargas más continuadas e intensas y a largo plazo pueden hacer posible la recuperación de los acuíferos mediterráneos en un horizonte de 20 años. El mecanismo sería incrementar la aportación de agua dulce y, a la vez, empujar con este volumen el agua salada hacia el mar para de esta forma facilitar su retroceso», argumenta Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología y director del IUPA.

Sequía en los naranjos

Por su parte, desde el Departamento de Ciencias Agrarias de la Universitat Jaume I también se analizan las consecuencias del cambio climático sobre los cítricos. Un estudio pionero ha analizado recientemente el impacto conjunto de estreses fundamentales vinculados con el calentamiento global sobre estos cultivos tan extendidos en la provincia de Castellón y en la Comunitat Valenciana.

Así, los investigadores Vicent Arbona y Sara Izquierdo estudiaron los efectos de la sequía y el calor con el objetivo de avanzar en la formulación de herramientas para afrontar el calentamiento global en la citricultura autonómica. H