Hoy, 22 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día del Agua, una fecha instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992 para incidir en la importancia del agua dulce en el planeta y en la defensa de la gestión de los recursos hídricos y naturales en general. Cada año se pone el foco en un tema como lema de la jornada. Y en esta ocasión, con La respuesta está en la naturaleza, se persigue explorar el medio natural para que nos ayude a superar los desafíos que plantea el agua en el siglo XXI. Tal y como apunta la organización, “los problemas medioambientales, junto con el cambio climático, provocan las crisis asociadas a los recursos hídricos que ocurren en todo el mundo. Las inundaciones, sequías y la contaminación del agua se agravan con la degradación de la cubierta vegetal, los suelos, los ríos y los lagos. Cuando descuidamos los ecosistemas, dificultamos el acceso a los recursos hídricos, imprescindibles para sobrevivir y prosperar”.

Hoy en día, los organismos encargados de velar por el medio natural y su preservación apuntan que las soluciones naturales pueden dar respuesta a muchos de los desafíos relacionados con el agua. “Queda mucho por hacer para implantar las infraestructuras ecológicas y armonizarlas con las tradicionales. Plantar bosques, reconectar los ríos con las llanuras aluviales y restaurar los humedales devolverá el equilibrio al ciclo del agua”, aseveran.

Entre los 17 objetivos de desarrollo sostenible marcados por la ONU para transformar nuestro mundo figura garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos, además de reducir a la mitad la proporción dilapidada y aumentar su reciclaje.

Unos 1.800 millones de personas utilizan fuentes contaminadas hoy en día, un hecho que sumado a las pobres infraestructuras sanitarias y la falta de higiene provoca más de 840.000 muertes al año.