Thomas se sintió abandonado en mitad de un tratamiento de rehabilitación oral. Su desesperación le llevó a buscar soluciones y contactar con médicos de prestigio tanto en el extranjero como en España. Finalmente, muy cerca de su casa, el médico castellonense y director nacional de Implantología de Vivanta, Luis Senís Segarra, le permitió recuperar la calidad de vida perdida tras más de 5 años de calvario. Y es que cuando hablamos de salud, la elección de buenos profesionales es clave para obtener las máximas garantías de éxito.

«Durante cinco años no me reconocí en el espejo». Thomas, vecino de Castellón, es rotundo cuando se refiere al vía crucis en que se convirtió su vida desde que en 2013 acudió a una clínica dental por un quiste. «Acudí pensando en arreglarme la parte de arriba, pero cuando el odontólogo me recomendó extraer todos los dientes de la arcada superior y sustituirlos por implantes, me sorprendí. Yo pensaba que, quiste al margen, mi dentadura estaba en buen estado». Finalmente, convencido por los argumentos del odontólogo, accedió. Pocos meses después, la clínica cerró y se quedó colgado. «Me sentí engañado. Con unos implantes que sobresalían por encima de la encía, una prótesis removible y sin ningún historial clínico. Lo que tenía que haber sido un tratamiento de 12 meses se convirtió en años de sufrimiento».

En esas condiciones, su calidad de vida se vio totalmente afectada. «Sin dientes te cambia la fisonomí --recuerda-- hasta el punto de que la gente no te reconoce. Y con una prótesis removible con poco más de 40 años, emocionalmente lo pasas muy mal. En mis bolsillos en lugar de llaves o dinero llevaba siempre pegamento dental».

Buscando una solución

Cuando quiso buscar una solución, Thomas se encontró con un gran problema. Recurrió a diversos odontólogos que le recomendaron extraerse los anteriores implantes, pero al carecer de cualquier tipo de historial clínico por el cierre de la clínica en la que se realizó el tratamiento, ninguno se atrevió a intervenirle. «Tenía un serio problema, con implantes que no valían y el hueso maxilar lleno de agujeros y seriamente afectado», se lamenta.

Junto a su mujer Carmen se planteó buscar una solución donde fuera, incluso fuera de España. En su país de origen contactaron con un cirujano maxilofacial que aceptó su caso. «Es un doctor de gran prestigio a nivel internacional, muy perfeccionista e hizo un gran trabajo, hasta el punto de que yo también decidí arreglarme la boca con él», recuerda Carmen. En su caso, un problema con un medicamento -tetraciclina- cuando era joven le empobreció el esmalte de los dientes y le causó la pérdida de algunas muelas y una absorción ósea. Ambos optaron por hacerse una elevación de seno para recuperar el hueso perdido y poder ponerse implantes, esta vez sí, con garantías. «El problema es que para cada sesión debíamos viajar al extranjero. Esto implicaba pedir vacaciones en el trabajo. Además, una vez allí, la presión por ajustarse a los plazos que teníamos era muy alta. Y si algo hemos aprendido con nuestra experiencia es que con la salud no se juega. Por eso, en un momento dado nos planteamos buscar en España un profesional que nos ofreciera el mismo nivel de confianza, señala Ramón.

El doctor Senís

Así fue como conocieron al doctor Luis Senís Segarra, director de Implantología de Vivanta, el grupo de odontología y medicina estética líder en Europa, y único en España con las certificaciones ISO 9001/2015 --la norma de gestión de calidad más reconocida a nivel mundial-- y UNE 179001/2011. Además, lo tenían cerca de casa. El médico castellonense no ha querido renunciar a sus raíces y presta sus servicios semanalmente en la clínica Vivanta de la avda. Casalduch, 38 de Castellón. «La primera vez que supimos de él fue por Facebook», comenta Carmen. «Un día, entrando en Castellón encontramos una valla publicitaria de su clínica. Pero, dada nuestra experiencia, no nos conformamos con su publicidad. Buscamos opiniones de pacientes, trabajos suyos, artículos en medios de comunicación, conferencias a las que había asistido como ponente. Quisimos saberlo todo para cerciorarnos de que estábamos en buenas manos. Y quedamos convencidos».

Una vez en consulta, les sorprendió que «enseguida se vio atraído por un caso tan complejo como el nuestro y supo qué debía hacer. La medida de los implantes, su posición, su ángulo… supo ver nuestras bocas en toda su globalidad». De hecho, no les ofreció una única solución. Como cirujano maxilofacial, el máximo responsable de la Unidad Regenerativa de Alto Nivel de Vivanta en la Comunitat les ofreció varias alternativas en función de la densidad del hueso y otras contingencias que no se ven en una radiografía o un TAC, pero que pueden encontrarse durante la cirugía. «En mi caso, al ver que no se podían extraer los implantes por estar demasiado anclados al hueso, optó por seccionarlos. Pensando en esa posibilidad había planteado la colocación de los nuevos en otra zona del maxilar», afirma Thomas.

Calidad de vida

El matrimonio destaca también la profesionalidad y el excelente trato que les ofreció el equipo de la clínica Vivanta de Castellón. «El doctor es quien realiza la estructura del edificio, pero luego hay que poner paredes, ventanas o pintarlo. Incluso nos ofrecieron facilidades de financiación que no obtuvimos en el extranjero». El mismo día de la cirugía --una rehabilitación oral completa con estética inmediata-- ambos regresaron a casa con dientes provisionales fijos y estéticos. Tras su paso por Vivanta y cinco años después, Thomas y Carmen vuelven a disfrutar de un alto nivel de calidad de vida. «No sabes lo que se echa de menos algo tan simple como poder comerte un bocadillo. Ahora lo que nos cuesta es acostumbrarnos a hablar sin taparnos la boca o hacernos fotos sonriendo. En definitiva, nuestra nueva calidad de vida», concluyen.