Entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1979 nacieron 6.828 personas en la provincia de Castellón. Los datos del Instituto Nacional de Estadística especificaban, además, algo que hoy resulta, como mínimo, extraño: la gran mayoría de aquellos bebés, exactamente 6.685, eran hijos de madres casadas. Y también se concretaba que dos de ellos eran hijos de madres menores de 15 años, y que otros dos eran hijos de madres de más de 50 años.

Entre los castellonenses que en este 2019 han cumplido o cumplirán 40 años se encuentra, por ejemplo, el actor Carlos Latre, que nació en la capital de la Plana el 30 de enero. Pero hay muchos más, exactamente 6.827 más y, de todos ellos, hemos escogido a cuatro, dos mujeres y dos hombres, para que cuenten sus experiencias y cómo han visto la evolución de la provincia en este tiempo.

«Tengo la suerte de pertenecer a esa generación que nació sin barreras y sin ataduras, con todo un mundo de posibilidades y con todos los medios disponibles a su alcance para lograr cualquier meta», asegura Begoña Carrasco, licenciada en Derecho y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Castellón, quien confiesa que le molesta profundamente «que haya algunos que siempre estén interesados en mirar hacia el pasado para dividirnos». «Y sé de lo que hablo. Mi padre es policía nacional y sabe lo que es combatir en el País Vasco el terrorismo de ETA y defender la libertad y los derechos de las personas de bien frente a aquellos que son capaces de asesinar y de imponer la barbarie», explica.

Por su parte, Héctor Gozalbo, sacerdote y periodista, asegura que en estos últimos 40 años «la sociedad castellonense ha cambiado en muchos sentidos y niveles. Pasando de una óptica más tradicionalista a otra más moderna». «Ahora se tienen en cuenta otras realidades distintas a las de otra época y el valor que antes se daba a la familia y a la convivencia familiar ha cambiado por completo. Hemos ampliado horizontes tecnológicos y a la par hemos perdido en humanidad y convivencia», manifiesta. Y, además, lamenta que en el aspecto religioso «es evidente que ha descendido la práctica y la participación en los sacramentos, en parte, también porque la fe ya no se vive en familia como antes y los padres no transmiten sus creencias a los hijos, tal vez porque ni tan siquiera ellos están convencidos de lo que profesan».

Feminismo y sexualidad

Para Raquel Barberá, política del PSOE y edila de Educación en Almassora, lo más destacable es que «se ha avanzado considerablemente en la incorporación de la mujer al mercado laboral. Hace 40 años eran muchas menos las mujeres que trabajaban fuera del hogar, mientras que ahora se ve como algo habitual y cotidiano». Y añade: «También se han abierto las miras en lo que respecta al colectivo LGTBIQ+ aunque, creo, aún hace falta mucha docencia y concienciación para un nivel de tolerancia óptimo».

Jesús Esteve, técnico cerámico que desarrolla su actividad en la multinacional Sacmi, también considera positiva la evolución que ha registrado la sociedad castellonense desde 1979 hasta la actualidad y que, según sus palabras, «ha ido de la mano del crecimiento económico de la provincia». «La calidad de la enseñanza profesional y universitaria ha incrementado exponencialmente en estas cuatro décadas. Exportamos conocimiento a todo el mundo cerámico con nuestros técnicos y empresas y, lo principal, con conocimientos adquiridos al lado de casa», resalta.