Nos acercamos al fin del año y, en pocos días, la magia de estas fechas se verá multiplicada con la llegada de Sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente. Todos mantenemos intacta la ilusión para que lo mejor nos llegue en estos días, y es por ello que quiero compartir mi lista de deseos; estoy seguro de que, como poco, hará reflexionar sobre lo que es justo obtener y justo solicitar. Los deseos en mi carta para este año requieren rigurosidad y cumplimiento de promesas, compromiso de muchos y beneficio para todos los vecinos y vecinas de Peñíscola.

Sin dejar de lado las peticiones que tienen que ver con el empleo y el bienestar de todas las familias que nos rodean, quisiera escribir y reclamar en esta carta de este año, de forma enérgica, aquello por lo que humildemente creo que hemos trabajado y luchado con intensidad y rigor no sólo en los últimos meses, sino también en los últimos años.

Para este 2020, como siempre, pido salud. Salud y un sistema sanitario que sea justo e igualitario con todas y todos los valencianos. En nuestra comarca, al norte del territorio, contamos importantes carencias en esta materia: retrasos, listas de espera interminables Y falta de especialistas. La Generalitat Valenciana debe asumir su responsabilidad, nuestra zona sanitaria va de mal en peor. Actúen ya y prioricen lo que de verdad importa. La salud y el sistema sanitario debe ser prioridad. En este sentido reclamar un servicio de transporte sanitario digno, también en verano cuando nuestra zona concentra una altísima densidad poblacional, es un deseo que además de importante es ya urgente.

Para el nuevo año, otro de mis deseos es que, tras casi cinco años de inacción, la Estación Depuradora de Aguas Residuales, ya puesta en marcha, vea finalizadas sus obras. El compromiso de la EPSAR con la ejecución de la obra que debe soterrar la actual canalización provisional sobre el Ullal debe cumplirse, liberando así el edificio del antiguo Ayuntamiento de su larga enfermedad.

Son reivindicaciones, reitero, indispensables y urgentes, como lo es la inversión necesaria en mantenimiento y programación cultural en el Palau de Congressos de nuestra ciudad, abandonado y olvidado por parte del ejecutivo autonómico, de quien depende su gestión. Sin cultura, estamos seguros de que no hay futuro y, a pesar de sus proclamas, el nuevo gobierno en Valencia la está dejando morir paulatinamente.

Estos son únicamente tres de los muchos deseos de mi lista, pero son importantes y han sido recurrentes en mis reivindicaciones no sólo en los últimos meses, sino mucho antes. Así que creo que son los que debo destacar y con los que debe comenzar esta carta que, aseguro, continuaré.

Agradecido por todo cuanto hemos podido avanzar en los últimos ejercicios, pongo a través de esta carta todo mi empeño y la garantía de que voy a seguir defendiendo con toda la intensidad necesaria los derechos de los vecinos de la localidad que tengo el honor de gobernar. Con criterio, sentido y responsabilidad.