Los últimos 40 años en materia de conexiones viales han sido una historia de lucha por generar alternativas al paso por la carretera nacional que cruza toda la provincia. Afortunadamente, durante los últimos años se han arbitrado soluciones para apartar de su recorrido, fundamentalmente, al tráfico pesado. La construcción de la CV-10 también fue clave en ese sentido, y la inminente liberalización de la AP-7 hace prever que el tráfico se reparta de una manera mucho más equitativa.

N-340, carretera maldita

La nacional a su paso por Castellón ha sido a lo largo de estas últimas cuatro décadas objeto de discusión y de polémica. Por fortuna, su peligrosidad se ha visto muy matizada a lo largo de estos últimos años con la puesta en marcha de varias actuaciones destinadas, esencialmente, a apartar el tráfico pesado de esta carretera.

Porque la N-340 era escenario año tras año de decenas de muertes. No en vano, en la provincia acumulaba tramos, sobre todo en el norte, que estaban considerados como puntos negros de circulación en España por la DGT. La masiva presencia de camiones en una carretera por lo general muy transitada y los cambios de rasante, entre otras circunstancias, elevaban la peligrosidad de un vial que pedía soluciones a gritos.

Fue a base de desdoblamientos y la creación de enlaces con otras carreteras con las que se empezó a solventar el problema, al menos de forma parcial. La variante del Maestrat, inaugurada en el 2015, o el desvío de la carretera entre Castelló y Vila-real, que data del 2004, ayudaron a oxigenar este vial, que no obstante reclamaba la aplicación de más medidas.

La principal era alejar los camiones de su recorrido y el proceso ha culminado este año. En el 2014, se impuso la prohibición de tráfico pesado en el tramo entre Nules y Orpesa, por lo que tenía que desviarse por la CV-10. En el norte de la provincia, sin embargo, el problema seguía. Hasta el 2018, cuando el Gobierno central aprobó bonificaciones a los camiones que circulan por la AP-7 desde Peñíscola hasta el límite con Cataluña; descuentos que se ampliaron en abril de este año hasta Torreblanca, lo que en la práctica supone en la práctica blindar la carretera nacional al paso de tráfico pesado.

CV-10, proyecto inacabado

En el 2010 se inauguró una infraestructura clave para la provincia en lo que a comunicación vial se refiere: la CV-10. Una autovía que discurre por el interior que, como una continuación de la A-7, va desde la Vilavella hasta el término municipal de Cabanes. La carretera, de unos 46 kilómetros, es clave para que muchas localidades cuenten con conexiones rápidas y de calidad. Un recurso, en definitiva, contra la despoblación, como recuerdan desde no pocos municipios castelloneneses de mediano y pequeño tamaño.

Es una actuación, no obstante, inacabada. A la altura, más o menos, del aeropuerto, el vial cuenta con solo un carril por dirección, conectando de esta manera con la N-232, al norte de la provincia. Y es que faltan por completar los tres tramos que alargarían la carretera hasta La Jana, en Tarragona: de Vilanova d’Alcolea a les Coves (13,6 kilómetros), de les Coves a la Salzadella (14 km.) y de la Salzadella a la Jana (18,3 km.).

Su construcción provocó que la empresa gestora de la AP-7, Aumar, interpusiera una demanda contra el Gobierno central por entender que, al discurrir casi de forma paralela a la autopista y ser gratuita, iba a causar un grave perjuicio económico. Tras una sentencia desestimando esta petición, el asunto se encuentra ahora en el Tribunal Supremo tras un recurso.

AP-7, sucesivas prórrogas

En pocos días, circular por la Autopista del Mediterráneo, AP-7, a su paso por Castellón será totalmente gratuito. Lo será después de que haya finalizado el periodo de concesión a Abertis, con lo que la gestión de la carretera quedará ahora a cargo del Gobierno central. Una liberalización que estuvo cerca en al menos dos ocasiones pero que dos prórrogas, firmadas una por el PSOE y otra por el PP, impidieron.

La explotación de este vial se inicia el 23 de julio de 1971, con el Real Decreto 2052, por el que se adjudica la concesión administrativa para la construcción, conservación y explotación de la autopista entre Tarragona y Puçol al empresario Juan Fausto Blasco Oller. El plan contemplaba la apertura al tráfico de este tramo en julio de 1974.

La concesión contemplaba un periodo de explotación de 27 años, es decir, que hubiera finalizado en 1998. Lo impidió una primera ampliación de este contrato que se produjo en 1986, que firmó Felipe González y que establecía un periodo de explotación de 20 años más, hasta el 2006.

Pero mucho antes de que llegara esa fecha, en concreto el 31 de octubre de 1997, el Gobierno de José María Aznar firmaba la modificación del contrato de concesión de la autopista ampliándolo hasta el 31 de diciembre del 2019. A cambio, Aumar se comprometía a rebajar las tarifas.

Ahora sí se cumplirá, por tanto, una demanda histórica de la sociedad castellonense, justificada por la excesiva siniestralidad en otras vías, especialmente la N-340, que se verán mucho más liberadas de tráfico.

N-232, puerta de Els Ports

También se está dando solución a uno de los puntos conflictivos de tráfico en la provincia, no tanto por su peligrosidad o volumen de tráfico, sino por su complicado recorrido. La N-232 nace en Vinaròs y es la puerta de entrada a Els Ports. La orografía de la zona hacía que hasta ahora hubiera que pasar de forma obligada por el puerto de Querol, un trayecto lleno de curvas y con dificultad en algunas zonas para el paso de un vehículo por sentido. Tras años de reivindicaciones por parte de los munícipes y vecinos de la zona, que consideran que las dificultades para acceder a la zona contribuyen al aislamiento y a la despoblación, en el 2010 se proyectó el nuevo recorrido que, básicamente evita toda la sucesión de curvas y acorta en unos 15 minutos el viaje hasta Morella.

Bien es cierto que desde que se dio a conocer el proyecto hasta que se ha puesto en marcha pasó bastante tiempo. Las obras entre el barranco de La Bota y Masía de La Torreta van muy adelantadas y el túnel ya se ha completado. El proyecto de acondicionamiento de la N-232 entre La Torreta y Morella Sur, por contra, va más lento.

Acceso sur a PortCastelló

El nuevo acceso sur en tren a PortCastelló también ha sido uno de los culebrones en materia de infraestructuras en la provincia, por la tardanza en que se materialice dicho proyecto. Se trata de un enlace que conectará tanto con la estación intermodal como en ancho internacional con el corredor mediterráneo y para modernizar el acceso en tren ya que el actual, que atraviesa el Grau, ni siquiera está electrificado. El montante de toda la obra está valorado en unos 80 millones de euros.