Vivencias de la fe de nuestros mayores. En su memoria recuerda a su abuelo que siempre contaba que “iba a pie a la antigua ermita desde el Grao para ver a la Mare de Déu”, teniendo en cuenta además la especial veneración que se siente en el distrito marítimo a la patrona de los castellonenses. Lidón Tellols, presidenta de la Junta de Camareras de la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó, que evoca estos recuerdos familiares con la emoción a flor de piel, en el día de l’Enramà, está viviendo, minuto a minuto, las exigencias emotivas y de responsabilidad de “estar tan cerca de la Virgen”, y en las vísperas de los festejos patronales de la ciudad de Castellón.

Estar tan cerca de la mareta, “que es un privilegio”, sentencia, “con mucha ilusión, con muchas ganas de que se celebren estas fiestas entrañables” de fe y de fervor en los días de azahar y oración.

Lidón, que accedió a la presidencia de las camareras el pasado mes de octubre, en el anual cambio parcial de la junta directiva de la congregación mariana, no deja de repetir la importancia que tiene para Castellón y sus comarcas la devoción hacia la Lledonera.

Todos los días “hay un goteo incesante de fieles hacia la basílica”. “Es impresionante cómo los castellonenses de la capital y de la provincia muestran sus respetos a la Mare de Déu”, asegura Lidón Tellols. Un fenómeno que trasciende ideologías, clases sociales y creencias o no en el credo católico.

La presidenta habla por experiencia propia: “De ello me dí cuenta un año en el Magnificat, un 4 de mayo, en Santa María, cuando, con la iglesia llena, notas el fervor y la pasión que se siente por la Virgen de los castellonenses”, en el recuerdo de su coronación pontificia.

Lidón Tellols solo tiene palabras de elogio, complicidad y gratitud hacia las mujeres que forman parte de la junta de Camareras, “y que realizan un trabajo excelente”. Invita al pueblo de Castellón a que viva y disfrute de los festejos.