La actual situación provocada por la pandemia del covid-19 ha puesto en evidencia la importancia fundamental, vital, para cualquier país, tanto del sector químico como del sector de la alimentación. Sin duda alguna, van a ser fundamentales para la recuperación económica española y europea, y para la definición de los nuevos modelos económicos.

Ambos sectores, el químico y el agroalimentario, representan los porcentajes más altos de las exportaciones nacionales. Por ello, la concurrencia en el mercado internacional, como parte de la Unión Europea, y la capacidad de innovación van a ser las dos claves de su desarrollo futuro.

Ante el reto de alimentar de manera sostenible a una población creciente, en el marco de una economía cada vez más globalizada, el sector agroalimentario tiene ante sí el desafío de resolver los impactos ambientales que genera la producción masiva. El sector alimentario español ha evolucionado al alza durante los últimos años y se ha posicionado como el primer sector industrial del país y motor de las exportaciones españolas.

Según la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, en las dos primeras décadas del siglo las ventas al exterior han experimentado un crecimiento de más de 20.000 millones de euros. Es un sector muy diversificado en cuanto a la producción y un importante generador de empleo y representa el 3% del PIB estatal. La evolución del sector químico ha venido marcada en los últimos años por su capacidad de respuesta a los retos que la sociedad ha ido planteando, especialmente en cuestiones relacionadas con el respeto al medio ambiente, la generación de energías limpias o renovables, la salud o la alimentación, y también con el desarrollo de nuevos materiales inteligentes multifuncionales. No en vano, hoy día es uno de los sectores más sostenibles y seguros del mundo. Compuesto por más de 3.300 empresas, supone el 5,8% del PIB estatal, genera unos 670.000 empleos directos, indirectos e inducidos (con un 93% de contratos de calidad, estables o indefinidos), y es el segundo mayor exportador de la economía española, según la Federación Empresarial de Industria Química Española.

Agroalimentario

El sector ha comenzado a redefinirse estratégicamente para afrontar los retos que se derivarán de la actual pandemia. Las tendencias apuntan a la transformación tecnológica, indispensable y urgente, y a la orientación hacia un consumidor con nuevos hábitos y valores, tales como la seguridad, la calidad o la sostenibilidad alimentarias. La innovación será factor diferencial y, en muchos casos, de supervivencia, ante la necesidad de nuevos conocimientos, habilidades e ideas de negocio.

Los graduados en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural de la UJI adquieren competencias que les permiten obtener, desarrollar y aplicar conocimientos científicos y tecnológicos, para conseguir producciones agrícolas y ganaderas de mayor calidad y seguridad alimentaria, así como más respetuosas con el medio ambiente y más sostenibles.

Química

La imagen de la industria química va a salir muy reforzada de la crisis del coronavirus por su papel esencial en la contención y superación de la pandemia y sus efectos. Esta ventaja competitiva será aprovechada por la industria para su relanzamiento como sector estratégico de la economía estatal. Para esta nueva proyección del sector será fundamental disponer de profesionales capaces de desenvolverse en áreas diferentes de la química y en su aplicación a sectores diversos (cerámico, agrícola, analítico, sanidad o farmacología, materiales y polímeros, energía y medio ambiente, productos básicos, química fina o refino del petróleo).

La formación básica de la UJI capacita profesionalmente para trabajar en ámbitos muy diversos: bioquímica, análisis forense, materiales, calidad, energía o medio ambiente... El complemento con másteres específicos u otros grados del ámbito del derecho, los negocios, la prevención de riesgos o políticas públicas permite aumentar la empleabilidad.