“En la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón formamos maestros capaces de detectar y atender cualquier tipo de necesidad educativa”. Así lo afirma Rosa García Bellido, coordinadora de Magisterio de este campus. “La formación --continúa la responsable académica-- se concreta tanto en el plano académico, a través de asignaturas obligatorias sobre las dificultades de aprendizaje, la atención a la diversidad y los trastornos del desarrollo y altas capacidades, como mediante la realización de prácticas formativas y la organización de cursos específicos junto a entidades de referencia”. Por ejemplo, en el campo de las altas capacidades, la Cardenal Herrera colabora con ACAST (Asociación Castellonense de Apoyo al Superdotado y Talentoso) desde 2013 y acaba de sumarse a este acuerdo el centro de Medicina y Psicología La Catalpa, “lo que permite integrar los aspectos académicos, educativos, de investigación, de atención y apoyo psicológico y social en altas capacidades, ya que la atención a estos niños ha de ser multidisciplinar”, asegura Emilia Landete, psicóloga de ACAST y miembro también del centro médico y psicológico.

A raíz del acuerdo, las tres entidades están organizando acciones formativas encaminadas a preparar a los futuros maestros para que sepan identificar a los niños con un alto potencial intelectual, así como realizar una intervención educativa individualizada que responda a sus necesidades específicas.

“Normalmente, se da más importancia a las necesidades educativas que tienen que ver con discapacidad o trastornos del lenguaje, y las altas capacidades acaban siendo las necesidades educativas olvidadas. Por eso apostamos también por cursos sobre esta materia, ya que en su próximo ejercicio profesional nuestros alumnos se encontrarán en el aula a niños con altas capacidades, cuyo futuro dependerá de una detección e intervención adecuadas”, explica la coordinadora de Magisterio del CEU,

altaS CAPACIDADES // Y es que, como asegura Emilia Landete, la gran mayoría de estos niños se quedan sin identificar a causa de la desinformación. “Es fundamental que los profesionales implicados en algún tipo de atención a niños o a adolescentes tenga suficiente formación en este tema, pues no podemos identificar lo que desconocemos”, señala.

Y el problema, además, no termina ahí. Según la experta, “una vez identificados, nos enfrentamos a la rigidez e ineficiencia del sistema educativo en la atención de estos niños y adolescentes, así como con la falta de formación del profesorado y otros profesionales relacionados. Con lo que frecuentemente nos encontramos con niños identificados sin ningún tipo de atención específica”.

Las necesidades de estos niños, añade Landete, pasan por proporcionarles una atención “que les ofrezca las suficientes oportunidades de aprendizaje que necesiten para desarrollar su potencial. La alta capacidad es un don, pero si no atendemos adecuadamente a estos niños corremos el riesgo de desaprovechar su potencial y de que tengan problemas de falta de motivación, fracaso escolar, problemas emocionales y problemas de conducta en el aula, entre otros”, concluye. H