En las últimos 40 años también se ha incrementado el turismo en la provincia, destacando por encima de todas las poblaciones cuatro. Benicàssim, Orpesa y Peñíscola (foto) son los referentes en la costa, mientras que Morella destaca en el interior. Este hecho ha provocado que estas hayan variado su forma de entender el comercio, dirigido en gran modo a aquellos que acuden a disfrutar de sus vacaciones.

La evolución de las últimas cuatro décadas en la provincia no ha pasado desapercibida para el comercio, que ha experimentado un cambio con respecto a cómo se entendía antaño, sobre todo en Castelló y en las poblaciones de más habitantes, como Vila-real, la Vall d’Uixó, Benicarló o Vinaròs, por citar algunos ejemplos. En estos lugares es dónde más ha variado el modo de ir a comprar de los habitantes, con la llegada de los grandes centros comerciales situados en las afueras, que se ha hecho más visible en la capital de la Plana, donde Salera y Estepark ya se han convertido en un referente, aunque muchos llegan también de otras poblaciones de la provincia. Un cambio dirigido, en parte, por la sociedad, con menos tiempo libre y que agradece tener en un espacio reducido opción de comprar cualquier cosa.

No ha habido un cambio tan radical en las poblaciones con menos habitantes --la gran mayoría de la provincia--, donde el pequeño comercio se mantiene como la principal baza para adquirir los productos de primera necesidad. En la mayoría de los casos, los establecimientos pasan de generación en generación, y alguno de ellos, con la obligada renovación provocada por todos los avances, sigue ofreciendo el mismo servicio que hace 40 años. La cercanía con el cliente sigue siendo el punto fuerte en estos casos.

Del centro a la periferia

Hace cuatro décadas, posiblemente, muy pocos pensaban que la forma de ir a comprar iba a cambiar tanto. En Castelló ya había comenzado a variar un poco, puesto que en 1979 hacía ya 10 años que había llegado Simago Prisunic --ahora Carrefour Express--, donde se podían adquirir gran variedad de productos: alimentación, droguería, ropa y zapatos, juguetes, libros, discos... y contaba con las primeras escaleras mecánicas. Unos años después, en 1974, abrió sus puertas el Lemon --ahora Zara--, con seis plantas y una cafetería en la última. Unas novedades que revolucionaron el comercio local.

El siguiente paso ya fue instalarse en la periferia, como lo hicieron en la década de los 80 del siglo pasado Pryca --actualmente Carrefour-- y Alcampo, que posteriormente se integró en el Centro Comercial Salera. Ambos cambiaron de forma definitiva la forma de entender el comercio local en la capital de la Plana. En Vila-real, por poner otro ejemplo, también llegaba Continente --ahora Carrefour--, ya en la década de los 90.

Cadenas de supermercados

Otro aspecto que ha variado en las últimas cuatro décadas es la proliferación de cadenas de supermercados, que han pasado de tener uno o ningún establecimiento en la capital de la Plana a multiplicar su número. Mercadona y Consum son las que cuentan con un mayor número de establecimientos debido a su origen valenciano, pero también han llegado firmas de fuera de las fronteras españolas, como Lidl o Aldi, por citar algunas. Normalmente se ubican dentro de la ciudad, aunque cada vez se está apostando por alejarse del núcleo urbano. El último ejemplo, la inclusión de un Mercadona dentro de Estepark.

También se han instalado en las otras poblaciones de la provincia con más habitantes, que hace 40 años estaban acostumbradas a las tiendas de barrio.

Franquicias

Las franquicias, generalmente de marcas de ropa, zapatos, perfumería, e incluso cafeterías, también se han hecho un hueco. Son habituales en los centros comerciales, pero en Castelló y las principales localidades de la provincia también se han hecho un hueco en la zona centro, ocupando, en la mayoría de los casos, locales que en el pasado había varios pequeños comercios juntos, la tónica habitual hace cuatro décadas.

Ocio como complemento

Los centros comerciales van más allá y ofrecen a las personas que acuden más servicios, como restauración u ocio. Algo que sucede en Salera, Estepark y El Corte Inglés, el único de los tres que se encuentran dentro de la ciudad y que a su llegada revolucionó a la capital de la Plana. «Ya no tendremos que ir a València», era una de las frases que más se escuchó los días previos a su apertura.

En cuanto a Salera y Estepark también tienen en sus instalaciones diferentes salas de cine, en otro claro cambio con respecto a hace cuatro décadas, cuando estas se encontraban repartidas por diferentes puntos de Castelló.

Todos ellos también luchan ahora contra la compra por internet. Para ello no dejan de idear estrategias que sigan llevando a la gente a sus centros.