Un estudio de la UJI demuestra que los informes ambientales de la industria de la moda se alinean con los retos globales en el ámbito de la sostenibilidad, sin embargo, no revelan sus impactos más relevantes durante la cadena de suministro de la producción textil. Los resultados de la investigación europea, liderada por la catedrática María Jesús Muñoz Torres, del grupo SoGReS-MF, se acaban de publicar en la revista Environment, Development and Sustainability.

Las simulaciones realizadas por el grupo SoGReS-MF, de la facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas, ponen de manifiesto los mayores impactos ambientales en el sector de la moda.

«No ocurren en las últimas fases de la vida de los productos por procesos de reciclaje o de extensión de la vida útil, sino que tienen lugar durante las primeras fases del ciclo de vida, de producción de materias primas y procesado para la fabricación de prendas», explican las autoras. Además, los daños más importantes «se circunscriben a la gestión de un recurso muy escaso en muchas partes del planeta, como es el agua, y a los efectos de los procesos de producción sobre la salud humana», argumenta la catedrática, quien recuerda que este estudio se desarrolla en el marco del proyecto europeo Sustainable Market Actors for Responsible Trade (SMART) financiado a través del programa H2020.

Las conclusiones evidencian, por ejemplo, que las compañías se centran con mayor énfasis en divulgar indicadores de cambio climático, en relación a las emisiones de CO2 responsables del calentamiento global y teniendo en cuenta documentos internacionales como el Acuerdo de París de 2015 de las Naciones Unidas. Sin embargo, los mayores impactos ambientales de la moda se concentran durante las fases de producción de materias primas, por el elevado consumo de agua o su contaminación y la utilización de territorio, durante la confección, debido a sus efectos sobre la salud humana, cancerígenos y no, generados por la toxicidad de los procesos.