La de Nules es una historia de superación. Esta localidad de la Plana Baixa --a escasos 30 kilómetros de Castelló y 60 de València, perfectamente comunicada a través de la N-340, las autovías A-7 y AP7 y la CV10, y con estación de tren-- se ha caracterizado por la necesidad de vencer a la adversidad, que en algunos casos ha dejado sus huellas en una fisionamía urbana que hoy en día se ha convertido en su mejor seña de identidad. Porque ante todo Nules es una combinación de patrimonio artístico y arquitectónico, cultura, tradición y del peso que ha tenido la agricultura en su desarrollo.

Pocos municipios cuentan con un elemento diferenciador que lleva su nombre por todo el mundo y ese es el caso de este pueblo de la Plana Baixa de algo más de 13.000 habitantes. La clemenules, la variedad de clementina más preciada en los mercados internacionales, es un emblema que se cultiva entre los meses de septiembre y enero que ha contribuido en el crecimiento económico de la localidad. Y aunque en la actualidad no pasa por su mejor momento, el compromiso de los vecinos para superar esta nueva crisis refuerza la idea de que los nulenses han librado mil batallas y todas han servido para que salgan reforzados.

El mejor ejemplo lo puede encontrar cualquier visitante en un paseo por su centro histórico. Aunque pueden encontrarse indicios a lo largo y ancho de su término municipal, es en la Vila donde pueden hallarse los vestigios más relevantes de cómo tuvo que afrontar Nules la reconstrucción tras la desolución que dejó a su paso la guerra civil.

La calle Mayor, ahora peatonalizada, guarda algunos vestigios curiosos en la fachada de sus características casas modernistas, con las perforaciones provocadas por disparos, aunque si de testimonios de la reconstrucción se trata, un paseo por su plaza Mayor es indispensable. El conjunto que conforman el antiguo ayuntamiento y la iglesia parroquial de San Bartolomé y San Jaime, constituyen el centro neurálgico de su actividad social, cultural y administrativa. Avanzando en el mismo sentido, al final de la calle, también peatonal, de Beránger, se encuentra el edificio del Convento, que se salvó a duras penas de los bombardeos. Estos son algunos de los elementos esenciales de la ruta de la guerra civil diseñada recientemente para poner en valor ese afán de superación local y la necesidad de recordar los errores del pasado para tener razones de peso para no repetirlo.

A lo largo y ancho del término municipal, cualquier visitante encontrará bares y restaurantes que bien merecen un alto en el camino, porque combinan distintas formas de entender la gastronomía a cual más interesante, que cuentan con una ruta de la tapa muy consolidada --este año suspendida por razones sanitarias--, donde pueden encontrarse propuestas realizadas con base de clemenules.

Para hospedarse, Nules cuenta con un pequeño hostal y el cámping ubicado en la costa, en primera línea de playa a pocos metros del límite con la población vecina de Moncofa. Aunque Nules siempre ha reivindicado su carácter de destino complementario. Sus singularidades son perfectamente compatibles con un paseo de días o semanas por la provincia.