El ambiente propio de la Navidad estará presente, un año más, en el entorno monumental de Peñíscola, con motivo de los días festivos de la Constitución y la Inmaculada. La plaza Santa María y la Plaça de Bous se transformarán en un mercadillo navideño, en el que los diferentes puestos mostrarán una variada oferta de moda, complementos, objetos de regalo o dulces propios de estas fechas. Todo ello estará aderezado con juegos destinados a los más pequeños, actuaciones de teatro de calle y música propia de esta época del año. La apertura tendrá lugar el día 6 de diciembre, y los puestos de venta permanecerán abiertos, en horario de mañana y tarde, hasta el día 10.

Con esta propuesta se quiere aportar un aliciente para todas aquellas personas que elijan este municipio para pasar el último puente festivo del 2017, además de los residentes tanto en localidades de las inmediaciones como de todo el conjunto de la provincia.

MUCHO POR VER

Esta animación a los pies de la ciudad antigua se completa con otras citas, como las de las rutas guiadas de Peñíscola de cine. A través de las explicaciones se muestran los escenarios empleados en el rodaje de películas y series de televisión, que han tenido en este punto del Mediterráneo un escenario perfecto para inmortalizar cualquier situación. La participación es gratuita, y tan solo hay que inscribirse en la oficina de turismo, situada en el paseo marítimo. En ese punto también se puede conocer el horario y las fechas exactas de los recorridos.

Estas visitas se implantaron en abril del pasado año, con motivo del estreno de la sexta temporada de Juego de Tronos, y suponen la base de un nuevo producto turístico, que pone en valor esta vinculación con el séptimo arte mediante actividades que se pueden disfrutar en cualquier momento del año.

Estas iniciativas planteadas para las celebraciones de la primera semana de diciembre son un atractivo añadido a la oferta monumental e histórica del destino. Este periodo del calendario resulta especialmente propicio para perderse por las sinuosas calles que conforman la ciudadela, y que guardan muestras de la arquitectura popular marinera junto a edificios como la iglesia de Santa María, o el templo de la patrona, la Virgen de la Ermitana.

Precisamente en el punto más elevado se encuentra el castillo, una fortificación templaria que fue la sede del pontificado del Papa Luna. Desde hace un año, se ha renovado el discurso museográfico en las estancias inferiores, con la incorporación de nuevos paneles, la restauración de elementos patrimoniales que habían quedado ocultos con el paso del tiempo, y proyecciones de vídeo. Además, la visita a los jardines de la fortaleza es otra parada obligatoria. Tampoco hay que perderse el Museu de la Mar y las vistas de la zona sur y la Serra d’Irta.