El servicio de recogida de basuras ha sufrido en los últimos 40 años una verdadera revolución asociada, sin duda, a la necesidad medioambiental de apostar por el reciclaje y la denominada economía circular. Se trata de una competencia municipal que los ayuntamiento subcontratan a empresas especializadas. Se calcula que cerca del 15% del presupuesto local se destina a este capítulo. Cada castellonense genera al día una media de 1,5 kilos de basura, aunque esta cifra fluctúa dependiendo de factores como la crisis.

Por ejemplo, en la provincia, la firma FCC lleva cuatro décadas recogiendo la basura en la capital, Fobesa lleva otros tantos haciendo lo propio en Benicàssim o Vila-real. Son muchos los que recuerdan cuando la bolsa de basura se colocaba en la puerta de casa porque no había contenedores. Sin ir más lejos, en la capital de la Plana la implantación de estos dispositivos no se hizo hasta principios del 2000.

Las mejoras en el servicio de recogida han guardado relación con contenedores y papeleras más funcionales y vehículos más silenciosos, con mayor capacidad y más respetuosos con el medio ambiente. De todos modos, donde más se ha avanzado en estos años ha sido en el tratamiento que se hace de los residuos, una vez estos se depositan en los diferentes depósitos de reciclaje de papel, cartón y vidrio, que empezaron a implantarse en la década de los 90. Desapareció entonces el mecanismo de devolver las botellas de cristal para recuperar lo pagado de más por el envase.

En este sentido, uno de los hitos más importantes fue la puesta en marcha de Reciplasa en el año 1994, cuando ocho ayuntamientos decidieron unir sus fuerzas para mejorar el tratamiento y eliminación de los residuos, a través de una estación de transferencia en Almassora y una planta de reciclaje y compostaje con vertedero de rechazos en Onda, como recuerda su director técnico, Fernando Albarrán.

Polémica

Recientemente estas instalaciones han vuelto a cuestionarse, después de que el Ayuntamiento de Onda haya mostrado su interés de realizar un referéndum para que los vecinos decidan si quieren seguir teniendo esta planta en la localidad.

También fue importante la puesta en marcha de los ecoparques, espacios cercanos donde los ciudadanos pueden depositar todo tipo de enseres a diario sin esperar a la recogida a domicilio de voluminosos.

Aunque, sin duda, uno de los momentos clave en esta materia fue a principios de la pasada década, cuando la Conselleria de Medio Ambiente creó los consorcios de residuos para toda la Comunitat. En la provincia hay tres. El C1, en la zona norte con la planta de Cervera, que empezó a funcionar en el 2011; el C3/V1 en el área sur con la planta de Algimia, situada en la provincia de Valencia, que arrancó en 2010; y el C2, que aglutina a los municipios de la zona centro, con la instalación de Onda como referente, que abrió en 1998. En las últimas semanas ha estado de actualidad el aumento en los impuestos de los contribuyentes de las zonas norte y sur.

Hasta no hace mucho la basura se compactaba y se enterraba, sin más. De todos modos, se calcula que todavía ahora el 50% va a vertedero. A este respecto han sido importantes los sellados de vertederos como los de Cortes, Vilafranca o la Vall.

Solo el 14% se recicla

El coordinador del grupo Ingeniería de Residuos (INGRES) de la UJI, Antonio Gallardo, recuerda que solo el 14% de la basura de la provincia se logra reciclar, por lo que resulta «urgente» poner en marcha medidas que permitan favorecer el reciclaje como reclama Europa. «Se tiende a cumplir lo que marca la normativa y no se va más allá», señala Gallardo, quien apuesta por cobrar por generación «como ocurre con el agua o la luz».

El director de la Cátedra Reciplasa-UJI, el profesor de Química Analítica, Félix Hernández, apuesta por una mayor pedagogía para que la ciudadanía entienda «lo complicado» que es gestionar la basura y, por tanto, el coste que esto genera.

El actual diputado de Medio Ambiente y presidente de Reciplasa, Ignasi Garcia, recalca que se debe caminar hacia un nuevo modelo en el que quien más residuos genere pague más. «Nuestro objetivo es que los 550.000 habitantes de la provincia cambien su manera de tirar la basura, por eso, es muy importante la figura de los educadores ambientales». Una medida que está contemplada en el Plan Integral de Residuos (PIR) de la Comunitat aprobado el pasado mes de abril, que también estipula que el próximo año los municipios deben instalar los nuevos contenedores marrones destinados a orgánico. Castelló ya ha empezado a colocarlos. Otro punto del PIR es el que hace referencia al uso de tarjetas con un chip para depositar la basura en los contenedores. El futuro pasa por identificar la basura.