Comerse una paella en familia el domingo, cepillarse los dientes o sentirse a gusto consigo mismo al mirarse al espejo. Son algunas de esas pequeñas pero sagradas cosas que Julián Moya ha vuelto a poder hacer a sus 55 años gracias a los avances de los últimos años en el campo de la medicina; más concretamente en implantología dental.

La revista American Journal of Medical Genetics publicó en el año 2011 diversos estudios sobre los afectados de Síndrome de Down. Según esta organización, el 99% de estas personas eran felices con sus vidas, al 97% le gusta ser lo que es y al 96% les gustaba cómo se veían. Casi todos ellos le sonríen a la vida. Pero en el caso de Julián, nuestro protagonista, no siempre fue así.

LOS EDUCADORES // Actualmente, existen educadores especiales para este colectivo, pero hace 40 años el trato hacia los mismos era muy diferente. A los 12 años, Julián tuvo que dejar de ir al colegio a petición de algunos padres de compañeros suyos, que entendieron que un colegio normal no era lugar para él. Julián se vio recluido a vivir con su familia, que a cambio le ofreció una atención y un cariño constantes. Pero le faltaba algo; necesitaba mostrar su forma de ser y su alegría a otras personas.

Tras el fallecimiento de sus padres, sus hermanos se hicieron cargo de él y se propusieron restaurar todas sus carencias. Y una por encima de todas: su capacidad de volver a sonreír y a disfrutar de placeres tan mundanos, pero a la vez tan importantes como comerse una paella en familia todos los domingos o saborear una buena hamburguesa.

LA COMUNICACIÓN // Las dificultades que muestran las personas con Síndrome de Down a la hora de comunicarse y el hecho no saber nunca cómo reaccionarán a un tratamiento bucodental había sido un lastre para la familia de Julián, que perdió buena parte de sus dientes y empezó a tener serios problemas fisiológicos.

No solo dejó de comer lo que le gustaba, sino que el no poder masticar bien los alimentos le generó, además de adelgazar muchos kilos, diversos problemas gastrointestinales y fisiológicos.

LOS EXPERTOS // Fue así, buscando una solución, como las hermanas de Julián dieron con el doctor Luis Senís Segarra, cirujano maxilofacial experto en la resolución de casos complejos de atrofia maxilar a través de la implantología dental. «Recurrimos a muchos dentistas, pero o la solución que nos daban no nos satisfacía porque sabíamos que Julián no se adaptaría a una prótesis de quitar y poner; o nos echaba atrás cómo reaccionaría él a un tratamiento de implantología dental que le devolviera la boca porque tras tantos años había perdido mucho hueso», explica su hermana Ana.

«¿Tú quieres tener dientes?», le preguntó el doctor Senís a Julián tras analizar su caso. «Pues tranquilo que te los vamos a poner». La naturalidad con la que se trató su caso acabó de convencer a su familia y Julián se sometió a un tratamiento de rehabilitación oral con estética inmediata, un proceso específico que el doctor Senís ha realizado ya a cientos de personas con resultados más que satisfactorios.

LOS TRATAMIENTOS // El médico valenciano explica que «hoy en día existen tratamientos que permiten rehabilitar completamente a una persona devolviéndole los dientes fijos y, además, hacerlo en plazos impensables hace unos años».

TRAS LA CIRUGÍA // De hecho, la mayoría de los pacientes del doctor Senís disfrutan ya de dientes fijos provisionales desde el mismo día en que se realiza la cirugía. Unos dientes que pasados unos meses son sustituidos por unos definitivos y de alta calidad estética.