La comunidad terapéutica Los Granados, que la fundación Patim tiene en la capital de la Plana, es un servicio dirigido a pacientes en tratamiento por adicciones tóxicas y no tóxicas, que cuenta con 23 plazas y por cuyas instalaciones pasaron 70 usuarios durante el último año (2018). Es un centro de tratamiento residencial (24 horas) donde, en un ambiente colaborativo, se promueve la participación activa de los residentes (hombres y mujeres) así como el aprendiza de habilidades, actitudes y valores para su (re)inserción social. El objetivo es desarrollar un nuevo estilo de vida alejado del consumo de drogas o de cualquier tipo de conductas adictivas mediante la gestión y control de las emociones, la ocupación del ocio y tiempo libre, así como de herramientas para la prevención de posibles recaídas de los pacientes.

Para poder mantener su labor, la Fundación la Caixa concede al centro de Castelló una ayuda económica que va destinada a favorecer la inclusión de estas personas mediante la ejecución de distintos programas dirigidos a facilitar su desarrollo integral, potenciar sus capacidades y favorecer la igualdad de oportunidades.

Los Granados, que abrió sus puertas en el 2003, aplica a sus residentes un plan de tratamiento individualizado y participativo, basado en las necesidades del paciente, con objetivos a corto y largo plazo. Este programa tiene tres fases de duración, siendo la primera de ellas la de acogida y adaptación, que se alarga durante un mes. En ella trabajan la integración del usuario a la vida en comunidad, asumiendo una normativa interna y de convivencia, así como una serie de horarios y actividades, entre otros aspectos. Posteriormente, y siempre que la adaptación sea positiva, realizan la evaluación del diagnóstico y elaboran el plan de intervención individual del residente. En este periodo no hay salidas al exterior salvo las absolutamente necesarias y aquellas organizadas por el propio centro, y los usuarios tampoco pueden mantener contacto alguno con familiares y amigos salvo que tengan algún menor a su cargo.

Cambio de hábitos

La segunda fase es la de intervención y toma de contacto con el medio exterior. Con una duración de tres a cuatro meses, el residente trabaja en la adquisición de una serie de herramientas cognitivas y comportamentales que le permitan un cambio de hábitos favorecedores de la abstinencia y una vida normalizada. A partir del segundo mes de estancia en el centro comienzan a tener lugar las salidas terapéuticas que le permiten al usuario la reconexión con su medio habitual, cuya duración, frecuencia y autonomía se incrementan de forma gradual durante el proceso.