Un 8% de escolares de la Comunitat Valenciana es víctima de acoso escolar ocasional o frecuente. Así lo revelaba en febrero un estudio de Save The Children basado en encuestas realizadas entre septiembre del 2014 y junio del 2015.

Luchar contra el fenómeno del bullying es una prioridad social que trasciende el ámbito de la comunidad educativa. Pero, en cualquier caso, los maestros tienen un papel determinante en la prevención, detección e intervención de los casos de violencia en el aula. Por ese motivo, la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón organiza numerosas actividades y talleres en torno al acoso escolar que refuerzan la cualificación de sus estudiantes de Magisterio en esta materia. Pero, además, en su compromiso por erradicar el bullying, el CEU da un paso más impartiendo acciones formativas en colegios de Castellón, tanto a maestros como a distintas asociaciones de padres.

Más allá de conocer los protocolos de actuación e intervención ante supuestos de violencia escolar, incluidos en los planes de convivencia para las escuelas de la Comunitat, “los maestros pueden dar un paso más añadiendo a sus habilidades de observación el empleo de diferentes herramientas para identificar problemas de convivencia en el aula, como el sociograma o cuestionarios específicos”, afirma Rosa García, profesora de Magisterio del CEU y una de las expertas que imparten estos cursos.

Pero, una vez identificado un caso de bullying, ¿qué debe hacer el maestro? En los talleres se dan una serie de pautas para que los profesionales de la educación interaccionen adecuadamente con todos los actores involucrados en el problema, incluidos los alumnos “observadores” del acoso y, por supuesto, también las familias de acosados y acosadores.

Consejos a familias // “Las familias deben estar alerta ante cualquier cambio, ya que la mayoría de las víctimas tienen miedo de confesar que están siendo acosadas”, advierte García. En los talleres que imparte a las asociaciones de padres, la profesora del CEU pone el acento en las señales de alarma “que pueden revelar que nuestro hijo está siendo una posible víctima de acoso, como las faltas de asistencia recurrentes, la disminución del rendimiento escolar, la falta de concentración, los sentimientos de culpa, la depresión, ansiedad e irritabilidad, la falta de apetito, la apatía, el insomnio, el bajo autocontrol y las conductas agresivas, el malestar físico...”.

¿Qué hacer a continuación? Rosa García aconseja que la mejor forma de afrontar esta situación, una vez que las familias descubren que su hijo/a es víctima de bullying, es “mantener la calma y hacer ver al hijo/a que él/ella no es culpable, ya que este es un sentimiento que manifiestan”. “Hay que intentar reforzar su autoestima y, por supuesto, comunicarlo al centro”, recomienda la experta, que insiste en que la colaboración de las familias con el centro escolar es imprescindible, “independientemente del rol de nuestro/a hijo/a (víctima, acosador u observador), pues solo así le podemos ayudar y evitar males mayores”.

La docente recuerda, además, la importancia de controlar el uso que hacen los jóvenes de redes sociales e internet, “ya que cada vez hay más casos de ciberbullying y extorsión a través de ellos”. “Los acosadores suelen aprovechar puntos débiles de las víctimas o las convencen para subir y compartir imágenes y vídeos comprometedores que luego utilizan para el chantaje y la burla, lo cual deriva, como mínimo, en aislamiento y situaciones depresivas”, finaliza. H