Si me permiten una recomendación navideña, les aconsejaría una visión o revisión -seguro que ya la han visto- de la película Qué bello es vivir, de Frank Capra. No será difícil porque alguna cadena televisiva hará que de nuevo acuda puntual a nuestra hogareña pantalla George Bailey (James Stewart) con todos los avatares, sabores y sinsabores de la vida de un buen hombre. Su formato de cuento navideño la hace casi imprescindible en estas fechas.

Durante muchos años he pasado el largometraje a mis alumnos de ética o filosofía porque, además de ejemplificar de manera excelente el efecto mariposa, es una gran inyección de vitalidad, de fuerza, de ganas de vivir, un conatus spinozista en estado puro. Pero, además, la película nos da una gran lección, muy necesaria en nuestras sociedades complejas, altamente tecnificadas y un tanto ensimismadas, en las que vivimos: es de todo punto necesario valorar mucho más lo que tenemos, apreciar en mucha mayor medida las mil cosas buenas que nos rodean.

A este humilde servidor, presidente de la Diputación desde hace seis meses, le ha venido a las mientes la película a la hora de hacer balance del 2019. Un año en el que vivimos peligrosamente, ganamos unas cuantas elecciones, conseguimos reconquistar la mayoría absoluta en Sueras y al final, casi nada, llegamos a la presidencia de la Diputación de Castellón. Para ello fueron cruciales los magníficos resultados socialistas en las elecciones municipales -casi todas las grandes ciudades tienen gobiernos socialistas-, la generosidad de los alcaldes y concejales del partido judicial de Llucena, con l’Alcora a la cabeza, y la apuesta firme de la ejecutiva provincial de mi partido para que fuera el alcalde de un pueblo pequeño el presidente de la Diputación de Castellón. Todo un reto y una responsabilidad. Como diría mi admirado don José Ortega y Gasset, espero estar “a la altura de las circunstancias”. Han sido seis meses de no parar, de actividad incesante, de visitar muchos pueblos y muchos alcaldes y alcaldesas -por suerte tenemos muchas alcaldesas y muy eficaces en la gestión a lo largo de toda la provincia-, de recibir visitas de fundaciones, empresas, asociaciones, gestores culturales, miembros de la sociedad civil, de acudir a actos, apertura de exposiciones, eventos, festivales, etc. Con algo de sorna, algún amigo me dice si tengo un doble, clon, gemelo o similar. Y algo parecido han hecho el magnífico equipo de diputados y diputadas que me acompaña, cada uno en su respectivo campo de gestión.

En el momento del balance, toda esta actividad me ha ayudado a valorar aún más a las gentes, iniciativas, propuestas, proyectos y las actividades de nuestra provincia. Y como más vale hablar con el ejemplo, a costa de dejarme actuaciones también importantes en el tintero, quería ejemplificar esa admiración por la provincia en algunos ámbitos concretos, que han llamado mi atención. Y no hago mención, que también se lo merecen, a proyectos y acciones que se hacen en el campo de la educación, la cultura o la solidaridad porque por mi actividad profesional y política anterior me son más próximos y conocidos.

Cito los ámbitos que más me han sorprendido por ser más nuevos para mí. Por ejemplo, la restauración. ¿Sabían ustedes que el equipo de restauración de obras de arte de la Diputación es uno de los más prestigiosos de España? En mi visita a sus instalaciones quedé prendado de su labor, que es muy amplia y llega a prácticamente todas las manifestaciones artísticas. Y en el ámbito de la producción gastronómica, algo semejante ocurre con las gentes que en nuestra provincia, y muy especialmente en el interior, preparan la gran variedad de exquisiteces que constituyen la ruta del sabor: aceite, trufa, vino, mermeladas, tomates de colgar, licores, cremas, alcachofas, etc. Los responsables de la Fira Gastrónoma en València hablaban maravillas de nuestros productos.

Y en el deporte, tenemos el mejor club de atletismo de Europa. Sí, han leído bien, de Europa. Ya lo consiguieron en 2015 y también este año. Ningún club lo había logrado en la historia. Especialmente meritoria fue la temporada de las féminas que se han proclamado campeonas de España por clubes en todas las categorías, sub 16, sub 20 y máster. Y ello, sin hablar de nuestras figuras consagradas: Bautista, Mora, Herrera, Sergio García o Lidón Muñoz, nuestra nadadora que tiene pie y medio en Tokio. Y otra agradable sorpresa de estos primeros meses ha sido conocer que nuestras empresas no están dormidas y la innovación informática y tecnológica está muy presente en sus proyectos de desarrollo futuro. Si en fritas y esmaltes somos líderes mundiales, el clúster cerámico y otras muchas iniciativas empresariales son totalmente conscientes de que sin innovación no hay futuro.

GRANDES CAMBIOS

Y ahí quisiera situar mi primer temblor. Nos vienen grandes cambios: Tenemos por delante un futuro disruptivo que pasa por la cuarta revolución industrial, la sociedad 5G, la competencia computacional, la inteligencia aplicada. Como recientemente decía un teórico de la cuestión: la cuarta revolución industrial no cambiará lo que hacemos sino lo que somos. No desaparecen los trabajos, se transforman. Equilibrar cultura y tecnología será fundamental y reforzar la dimensión humana de lo tecnológico será el gran reto. Ahí tenemos que estar y otra sorpresa agradable es que en el campo de la gestión de datos abiertos, los reutilizadores sociales, la innovación y la tecnología la Diputación de Castellón está en primera línea.

El otro temblor es el de la despoblación. Es el objetivo de nuestros desvelos. Nuestra generación no se puede permitir el delito de lesa majestad que sería dejar abandonado a su suerte a un interior inmensamente rico en naturaleza, cultura, patrimonio y tradiciones. Y para eso los políticos necesitamos a una sociedad civil despierta, crítica, atenta a ese magnífico interior que tiene a la vuelta de la esquina y que aún algunos desconocen. Esa maravillosa duplicidad que concitamos, ser la segunda provincia más montañosa de España con kilómetros de arenosas costas, bañadas por el Mediterráneo, aún puede dar mucho más de sí. La apuesta turística es esencial. Ahí vamos a estar para que ese temblor se convierta también en valor. Un nuevo año nos espera, vamos a por él.