Maestros de la psicodelia. Iconos de un tiempo cautivado y atrapado por los festivales multitudinarios, lejanos ahora por la pandemia. El de Sidonie será uno de los pocos conciertos de este fatídico 2020 en Castelló (bueno, dos, porque el pack incluye un par de sesiones musicales). Furia y revulsivo, ritmos inconfundibles y osadía en sus propuestas, regresan a la capital de la Plana, donde han actuado en el recordado Ricoamor y en el solemne Auditori i Palau de Congressos. Y, también, por supuesto, en el FIB y en el Arenal Sound. La cita, el 27 y el 28 de noviembre en La Bohemia, centro cultural. Habla para Mediterráneo Marc Ros, vocalista del grupo.

-¿Qué es lo que vais a ofrecer en vuestras dos actuaciones en Castelló? Las circunstancias obligan a reinventarse, ¿no?

-De entrada, serán conciertos en un nuevo formato musical, el lite (aforo reducido y con todas las medidas de seguridad necesarias, con no más de 300 personas), debido a la pandemia. Un acústico en plan muy tranquilo, lejos de las multitudes. Queremos que sea una tarde agradable, una fiesta elegante. Entre nosotros, Sidonie y nuestro público. Combinando la música con la presentación de mi libro El regreso de Abba (así se llama también la gira que han iniciado los catalanes). Un evento cultural y una cita con la música. Con una primera parte de concierto, después la presentación del libro, y más tarde, la segunda mitad de la audición. Queremos buscar la cercanía, que la gente nos pueda pedir una canción, que haya una comunicación directa de Sidonie con los que nos siguen.

-¿Es difícil compaginar música y literatura? ¿De qué habla tu libro? Siempre sois pioneros.

-Muy difícil de compaginar. Hay que encontrar una zona intermedia, un equilibrio para que música y libro sean un todo. Los personajes salen de las páginas para entrar en la música y viceversa. No he encontrado ningún referente parecido en alguna banda de esta mixtura de literatura y música. Para nosotros, esta formula significa un salto, un cambio, un distinto punto de vista. Lo que nos gusta es cantar y tocar y ofrecer siempre nuevas posibilidades. El libro El regreso de Abba, es la historia de tres personajes, dos de ellos son músicos que, encerrados en su casa de Cadaqués, están preparando un proyecto musical.

-¿Qué supone estar 20 años en primera línea de la música contemporánea y a la vanguardia?

-Sí. Son 23 años de trayectoria profesional. En este tiempo ha habido una parte de inconsciencia y una manera de trabajar a la que seguimos siendo fieles. Pero, sobre todo, y eso es lo que digo siempre aconsejo a los jóvenes que quieren hacerse un hueco en la música, tienen que abrirse nuevos caminos, que no se encasillen, que vayan cambiando, que busquen formulas imaginativas y artísticas que puedan atraer al público y perfilar sus propias señas de identidad.

-Habéis actuado en el FIB y el Arenal. ¿Qué significan para vosotros los festivales de estas características, ahora tan añorados?

- Es algo muy potente. Adrenalina pura. No se puede comparar con ninguna otra experiencia humana. Es maravilloso, una catársis colectiva en la que disfrutamos todos, el que actúa y el público.

-Y, visto lo visto, ¿cómo va a salir la industria cultural de la crisis provocada por el covid-19?

-No va a ser fácil. La única manera posible de salir es con esfuerzo e imaginación. De trabajar conjuntamente, y de ser optimistas, porque saldremos, seguro.