Jeanne Herry comenzó a visitar platós de cine desde que era pequeña. Se sentía cómoda, como en casa. Es hija de la actriz Miou Miou y del cantante Julien Clerc y asegura que su formación emocional estuvo ligada desde el primer momento al cine y la literatura. Cuando era muy joven intentó dedicarse a la interpretación, pero se dio cuenta de que le gustaba más ver trabajar a los actores y se puso detrás de la cámara.

'En buenas manos' es su segunda película como directora y se ha convertido en un auténtico fenómeno en Francia, donde la han visto más de 800.000 espectadores y ha acumulado siete nominaciones en los Premios Cesar. Público y crítica entregados a una de esas películas que ejemplifican a la perfección esa tradición del cine social francés que nos acerca a una realidad y se encarga de inspeccionarla desde dentro, dándonos a conocer todos sus entresijos, sus luces y sus sombras y reflexionando, al mismo tiempo, sobre el mundo en el que vivimos.

LA VIDA INTERIOR DE LOS NIÑOS

En este caso, el objeto de estudio es el sistema de adopción francés y la particularidad de que se puede dar a luz de forma anónima. La directora se centró en la región de Bretaña, que ha implantado un protocolo de actuación de lo más exhaustivo para cubrir todas las necesidades de los más pequeños.

"Una amiga mía adoptó un recién nacido y comencé a preguntarme cuál había sido su viaje, desde los brazos de su madre biológica hasta los de su madre adoptiva", cuenta Herry a EL PERIÓDICO. "Cuando me puse a investigar me conmovió la forma tan lógica en la que estaba organizado todo. Al principio los huérfanos recién nacidos se mantenían en centros estatales especiales, pero se dieron cuenta de que con una sola referencia se desarrollaban más rápidamente, así que se optó por los asistentes familiares particulares. Me impresionó cómo hablaban a los bebés, cómo les explicaban todo como si fueran adultos y cómo respondían ellos. Nunca había sido consciente de la vida interior que albergan los pequeños, y eso que soy madre de dos".

La película muestra todos los pasos del proceso, desde el alumbramiento al nuevo hogar, pasando por los servicios sociales (Sandrinne Kiberlain), el padre de acogida (Gilles Lellouche) hasta llegar a la figura de la nueva madre (Élodie Bouchez) y toda la lucha personal que la ha llevado hasta ahí.

SIN ESTIGMAS

Herry quería hablar de lo que significa la maternidad, de la ausencia o la necesidad de vínculos. Y quería hacer una película en la que no se juzgaran las decisiones, en la que se respetara a cada una de las partes. "El Estado ya no acusa a una mujer que no quiere hacerse responsable de su hijo ni la obliga a hacerlo. Ya no se encuentran tan estigmatizadas, hay un sistema que las ampara, y quizá por eso ya no existen casos de abandonos en las iglesias o en la basura".

Conscientemente ha querido contar algo positivo en torno a un colectivo que funciona. "Podría haber sacado sus fallos, pero en este caso, de qué sirve? Lo están haciendo tan bien sin colgarse medallas que es necesario narrar de vez en cuando desde la empatía y no desde la crítica y el cinismo".