Un Wilde. Un escenario maravilloso. Una noche de calor cimbreante. Teatro puro. Y si a ello se añade el encanto y la frescura de una joven castellonense que es promesa en el arte de Talía, Ania Hernández, se tiene el relato perfecto en una función que colgó el cartel de sold out en la tercera de las representaciones del Festival de Teatro Clásico de Peñíscola, que en su XXXIII edición avanza con pasos agigantados sin nada que envidiar a los ciclos similares de la castellano-manchega Almagro, la emeritense Mérida, Olmedo, la villa del caballero, o la cercana Sagunto.

Un marido ideal triunfó. Y es que la versión de Eduardo Galán del texto del dublinés tiene todos los ingredientes para cautivar a un público ávido de situaciones inquietantes, de dramas románticos y selecta ironía.

Así, Un marido ideal cuenta la historia de Sir Robert Chilten, ministro de asuntos exteriores, partenaire perfecto para su mujer, Lady Chiltern, un político brillante y gentilhombre. Ante el resto de la sociedad ambos se muestran como un matrimonio idílico y armonioso. Una bonanza que se ve amenazada cuando irrumpe en escena la malévola y seductora Mrs Cheveley, que chantajea a Robert amenazándole con revelar un oscuro secreto de su pasado. Corrupción.

Derroteros argumentales bordados con precisión magistral por un mediático reparto, como Juanjo Artero, Ana Arias, Carles Francino (de ecos radiofónicos), Candela Serrat (sí, su padre es Joan Manuel), y una joven Ania Hernández, la de Castelló, quien, en su seductor papel de Mabel, arrancó --junto al resto del elenco-- fervorosos aplausos.

Con un auditorio lleno de familiares y amigos de Ania, desplazados desde la capital de la Plana, la actriz no podía tener mejor cumpleaños. Tiene mimbres. Con formación en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid y otros centros formativos de reconocido prestigio, y la evocación de aquellos años de teatro amateur en El Cresol, Splai ó el mítico Espiral, la Hernández pisa fuerte en la escena nacional española.