Es tiempo de valientes (paradójicamente así se llama su segunda novela). Basilio Trilles, periodista y escritor, ahora no necesariamente en este orden, pone delante del espejo, en negro sobre blanco, a las corruptelas de los políticos. «Se ha escrito bastante de la corrupción de los empresarios que van a envilecer a los políticos, y que compran lo que se les ofrece, pero muy poco de la deshonestidad de estos últimos con los empresarios y la sociedad en general». «Un político que crea su propia mafia y todos han de pasar por el aro», relata Trilles a la hora de explicar el qué y el como de Ilustrísimo canalla, su cuarto trabajo literario, editado por Sargantana.

Una «gran ficción», basada en hechos reales, en situaciones que han pasado y están pasando, dice. Pone como ejemplos «la saga de los Pujol, una familia convertida en trama criminal; los ERE de Andalucía; Alfonso Rus en Xàtiva; Zaplana, o aquí en Castellón, el caso Fabra», resalta. Un «thriller», dice Basilio, vertiginoso y pausado, como perfecto oximorón, para una novela de tormenta sublime, y que ayer fue presentada en sociedad en el Real Casino Antiguo de Castelló con un maestro de ceremonias de lujo, el presidente de la Diputación, José Martí, «un sabio bueno, amigo, y que ha leído mis novelas, con otro talante, otra visión de la vida y de la gestión política en el palacio de la plaza de las Aulas», describe Basilio.

Y destaca que Martí es el primer titular de la corporación provincial «intelectual y catedrático de Filosofía».

Y, en este caso de mentiras, verdades a medias y distopía enfermiza, Trilles ironiza afirmando que «al final, el demonio es el más simpático de todos». Una novela que tiene como corolario que «el mal existe en el ser humano», tal vez no con el pesimismo de Sartre y Camus, pero con la idea fértil que se pueda acabar con estas «actitudes ilícitas». «Tal vez con controles más férreos por parte de la sociedad y, en el caso más concreto de España porque, entre otras cosas, «no se hizo una ley adecuada de partidos políticos», subrayó.

No comparte la idea de Larra de que «escribir en España es llorar, buscar voz sin encontrarla sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta», pero, empero, reconoce que «es difícil y complicado». Tampoco acepta el aforismo de que el periodista es un escritor frustrado. «Los grandes escritores han sido periodistas: Hemingway, García Márquez, Pérez Reverte, Truman Capote, Norman Mailer..., nuevo periodismo». Una profesión que ama Trilles. Es «su todo».

La participación también de Quique Olmos, editor, y Patricia Mir como presentadora, bordaron la salida a la calle del Ilustrísimo canalla. Como decía Paco Mariscal, en estas mismas páginas, a Castelló ya no se le conocerá por el aeropuerto del abuelito (vivencia personal, un año en la Menéndez Pelayo de Santander me preguntaron por él), sino por Carmina Ferré protagonista de la novela. H