Hablar en una lengua que no es la de origen, la lengua materna, siempre supone un reto. Mis conocimientos de italiano son más bien básicos. Me defiendo, pero no podría mantener una conversación elevada en ese idioma. Hay términos, conceptos o construcciones gramaticales que no domino. Tiempo al tiempo, claro está. Sin embargo, hay ocasiones en las que no disponemos de ese valioso tiempo, por lo que uno debe dejar a un lado las vergüenzas y estar dispuesto a equivocarse. Y hace muy poco me equivoqué, pero Sabrina Vitangeli, mi interlocutora, se mostró afable, paciente y pudimos hablar sobre el taller de danza que está dirigiendo desde el pasado 4 de julio en el Instituto Violant de Casalduch de Benicàssim.

Formada en el Balletto di Roma y graduada en la Academia Nacional de la Danza, Vitangeli posee un currículum extraordinario como bailarina y también como profesora. Ella ha sido la elegida por el prestigioso coreógrafo Davide Bombana para que, durante las dos semanas que dura este taller único, los jóvenes bailarines aprendan la coreografía de su Romeo y Julieta, pieza que el italiano creó específicamente para el Ballet de Toscana, con música original, y que supone una nueva exploración de Bombana en la famosa tragedia de Shakespeare. En esta ocasión, se inspira en la tragedia real de Admira Ismić y Boško Brkić, dos amantes cuyos orígenes étnicos los colocaron en lados opuestos del Conflicto bosnio a principios de los años noventa.

Como comprenderán, no es tarea fácil llevar a escena una pieza de tal carga emocional, pero Vitangeli está trabajando de forma concienzuda con los 27 bailarines de este taller que no existiría sin la Asociación Cultural Terpsícore, al frente de la cual se encuentra la incombustible Gabriella Foschi. Al preguntarle a la bailarina italiana sobre su papel como directora del taller, sobre qué esperaba de los jóvenes participantes, nos reconoció que, en primer lugar, lo que busca es «dejarles un grato recuerdo», porque para ella la danza es una comunión espiritual de generosidad. «Conocer a estos jóvenes, trabajar con ellos es un verdadero placer», aseguraba, para añadir que iba a «exprimir al máximo sus posiblidades» hasta el 18 de julio, fecha en la que deberán demostrar al público todo lo aprendido en la ya tradicional Cita con la Danza de Benicàssim.

En ese evento único estará también presente, a través del trabajo que está llevando a cabo en el sexto taller de nueva creación, el bailarín de origen chileno Eduardo Zúñiga, con el que hablamos y que nos confesó que para él poder formar parte de este proyecto «es una gran oportunidad como coreógrafo joven». Zúñiga remarcó la importancia de esta cita a la que «acuden los mejores talentos de España», y nos avanzó que una de sus ideas básicas es la de trabajar entre todos una pieza concreta y ver cómo poco a poco se va modificando gracias a la interacción de los bailarines. «Solo así se crea algo verdaderamente nuevo», nos confesó.

Bombana, Vitangeli, Zúñiga. A ellos debemos añadir a una Patsy Kuppe-Matt que realiza labores de coordinación durante este encuentro extraordinario y, cómo no, a Gabriella Foschi, salvaguarda de la danza en la provincia de Castellón.