¿Podemos dejar de hablar de misterio y conspiración cuando hablamos de Natalie Wood? Aunque el caso por su muerte ya se ha dado por cerrado en dos ocasiones (siempre con la tesis final de la muerte accidental), esta triste recta final de una vida bien vivida lleva demasiado tiempo oscureciendo todo lo brillante y bello que vino antes.

Ni siquiera un documental reivindicativo como 'Natalie Wood: Entre bambalinas', que el miércoles, día 6, estrena HBO, escapa del todo a la tentación amarillista. Pero su director, Laurent Bouzereau ('La guerra en Hollywood'), asegura que no quería hacer un documental investigativo, sino íntimo, personal y familiar: "Si hablamos con Robert Wagner primer y tercer marido de Wood sobre la muerte de su mujer, no es para buscar nuevas pistas", explica vía telefónica. "Buscábamos el ángulo emocional".

La película dedica buena parte de su metraje al misterio y la conspiración, pero, por suerte, es también un recordatorio del excelente trabajo desarrollado por Wood como actriz de cine y televisión desde los 4! hasta los 43 años. Como quería Bouzereau, también es un retrato íntimo: una indagación empática en los dilemas de una mujer que quiso ser, a la vez, la mejor actriz y la mejor madre, doble misión difícil de completar.

De la página a la pantalla

En el origen de 'Natalie Wood: Entre bambalinas' está un libro de lujo del 2016 ideado por la archivista Manoah Bowman y creado en colaboración con la actriz Natasha Gregson Wagner, hija de Wood y el productor Richard Gregson, su segundo marido. "Soy amigo de Bowman y ella me comentó que había la idea de hacer una película", explica Bouzereau. "Me pidió consejo sobre quién podría dirigirla. Por supuesto, me ofrecí voluntario, y ella me dijo que no sabía que yo fuera fan de Wood. La duda casi me ofendió! Si no te gusta Wood no te gusta el cine".

Bouzereau quería eludir la típica combinación de fotos de archivo, clips y cabezas parlantes, aunque en la película haya de todo eso. Buscaba algo más, algo exclusivo, que no pudiera descubrirse oteando en buenas bibliotecas y videotecas. "En este sentido, la generosidad de Natasha fue determinante. Ella me dio las llaves de todo el archivo de su madre, un paraíso de documentación con muchas fotos, vídeos domésticos o todos los textos escritos por ella".

Uno de estos textos fue capital a la hora de dibujar el retrato más completo posible: un borrador de 'Public property, private person', artículo escrito por Wood para una revista, pero que nunca llegó a publicarse, en el que hablaba de sus dificultades como niña prodigio y las presiones de formar la pareja perfecta con Robert Wagner. "Algunas páginas ya aparecían en el tomo de Bowman, pero nunca antes habíamos oído a Natasha leerlo en público. Eso me parecía interesante".

Con poder en la industria

Wood brilló de pequeña en 'Mañana es vivir', 'El fantasma y la señora Muir' o 'De ilusión también se vive', pero no fue hasta 'Rebelde sin causa' que decidió por sí misma dedicarse a la actuación. "Esa película es la más importante en la que participó", señala Bouzereau. "Para el cine y para ella. Se estaba rebelando contra sus padres; se negaba a hacer solo papeles de chica buena. Pero queda muy cerca 'Esplendor en la hierba', claro, una sensación en la época".

Durante el proceso, Bouzereau supo hasta qué punto Wood influyó sobre Hollywood. Determinada a tener mejores papeles, se rebeló contra sus jefes en Warner Bros. y fue expulsada temporalmente. Tras negociar con el estudio, logró incluso poder elegir una película al año fuera del estudio. La primera fue 'West Side Story'. "Para una actriz de su generación, tener tanto poder era inusual. Aquello me sorprendió. También su capacidad para reinventarse todo el tiempo, para buscar siempre un punto de vista contemporáneo a la hora de contar historias".