Película española más taquillera del 2018, fenómeno social de integración y superación de barreras discriminatorias, ganadora del premio Forqué a la mejor cinta del año, elegida por la Academia --sin éxito, eso sí-- para representar a España en los Oscar, 11 nominaciones a los Goya… ¿Qué podía fallar? Nada, y Campeones, la desternillante y emotiva historia de Javier Fesser sobre un equipo de baloncesto formado por jugadores con discapacidad, vivió una noche de júbilo irrefrenable al conquistar tres Goyas, entre ellos el de mejor película. Como triunfal fue la velada, también, para la otra gran favorita, El reino, la enfurecida y eléctrica crónica de los escándalos de corrupción política que han azotado España en los últimos años, que se alzó con siete premios, entre ellos el de mejor director para un Rodrigo Sorogoyen en estado de gracia, pues de aquí a pocas semanas también optará al Oscar por su cortometraje Madre.

La gala tuvo a Andreu Buenafuente y Sílvia Abril como chispeantes maestros de ceremonias. La ceremonia mantuvo un ritmo razonablemente fresco y ágil, detalle siempre de agradecer.

Uno de los momentos emotivos de la gala fue el premio a mejor actor revelación a Jesús Vidal por su estupendo trabajo en Campeones. «¡No sabéis lo que habéis hecho premiando a una persona con discapacidad! Pienso en tres palabras: inclusión, diversidad, visibilidad», dijo el carismático intérprete, muy emocionado.

Si Antonio de la Torre se llevó el Goya a la mejor interpretación masculina por su adrenalínica actuación en El reino, Susi Sánchez conquistó el premio a la interpretación femenina por su delicado trabajo en La enfermedad del domingo. La Academia no fue justa con Quién te cantará, de Carlos Vermut, a quien olvidó dolorosamente para los grandes premios, pero al menos Eva Llorach pudo ser reconocida como mejor actriz revelación. El premio a mejor actor de reparto fue para Luis Zahera, ese espléndido trasunto de Luis Bárcenas en El reino, y el de mejor actriz de reparto fue, con justicia, para Carolina Yuste por su rol de trabajadora social en Carmen y Lola. Este filme, historia de amor lésbico entre dos jóvenes gitanas, permitió a Arantxa Echevarría, alzarse con el Goya a la mejor dirección novel.

Consciente del nuevo ritmo de los tiempos, el presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, quiso lanzar un guiño a las pantallas de televisión y su imparable potencia productiva, negando tajantemente que sea el antagonista del cine. «La nuestra es una alianza de ganadores», afirmó Barroso.