El título que ilustra esta humilde crónica es de Amparo Panadero en una entrevista que realizó a Matilde Salvador en el 2005 en estas mismas páginas: Mujer de música, flores y agua, tres vocablos, tres sentimientos, tres fuertes arreones en la fuerza de una arrolladora personalidad que cautivó, conmovió y lideró centenares de actividades culturales de la provincia al socaire de la una defensa a ultranza de las señas de identidad más patrias. Hoy hubiera cumplido cien años

José Juan Sidro, miembro del Consejo Municipal del Ayuntamiento de Castellón, y experto en la vida y la obra de Matilde se deshace en elogios hacia la que significó una polivalente artista que consagró su vida su pueblo. Le llama «vitalista, ilusionante, confiada, alegre divertida, afable, querida por todo el mundo, amante de su pueblo, risueña, emprendedora...»

Sin necesidad de un ejercicio reividincativo de igualdad de género. Matilde era mujer, con fuezas desde sus adentros y hacia las afueras. Con tesón convincente. Matilde como equidad en labor de hombre y la mujer. Quizás por ello, en Castellón fue menor el agravio de la mujer frente al hombre.

Matilde podía con todos (y con todas), Como compositora podemos agrupar su extensa obra en varios apartados: canciones, ballets, óperas, música religiosa, música de cámara, piezas para piano y voz, destacando en las canciones y obras para la escena, con un estilo de composición que se sitúa entre el neoclasicismo, el impresionismo y nacionalismo con destellos de Falla, Turina y Mompou.

El IES Matilde Salvador de Castellón celebra este viernes el centenario del nacimiento de la compositora con un concierto a las 13.00 horas con asistencia del conseller Marzà y a la alcaldesa. H