El miedo a las epidemias fue material hace siete décadas ya para el noir de Elia Kazan 'Pánico en las calles'. Más recientemente alimentó el thriller médico de Steven Soderbergh 'Contagio'. Ahora está en la vida real. La aparición y propagación del coronavirus ha metido a Hollywood en territorio desconocido y está obligando a la industria del cine a escribir un guion sobre la marcha.

La noticia esta semana de que MGM y los productores de Sin tiempo para morir (No time to die) han pospuesto de abril a noviembre el estreno de la 25 entrega en la saga de James Bond, la última de Daniel Craig como 007, es solo la punta del iceberg de las acciones, reacciones y preparaciones del sector ante la pandemia. Y aunque ese retraso tiene elementos particulares, en un mundo globalizado e interdependiente, el coronavirus toca y afecta a productores, trabajadores, exhibidores y público.

EL PESO DE LA TAQUILLA GLOBAL

En el caso de Bond ha influido la dependencia extrema que tiene de ese título MGM, un estudio que hace no tanto que salió de una reestructuración de bancarrota. También ha sido determinante el trascendental peso para la franquicia de la taquilla global. 'Spectre', la entrega anterior, recaudó 200 millones de dólares en Estados Unidos pero los espectadores del resto del mundo pagaron casi 680 millones de dólares por verla. En China, donde las autoridades han cerrado 70.000 cines, y en otras zonas donde el coronavirus ha llevado a las autoridades a establecer vetos o restricciones de reuniones públicas como Italia, Francia, Corea del Sur, Japón, Hong Kong y Suiza, se vendieron casi el 40% de las entradas.

Por ahora no hay anuncios de otros retrasos de estrenos a nivel global, aunque sí al local en las áreas más afectadas. No obstante, no se descartan. Y la cascada de efectos del coronavirus ya es notoria. La situación en Italia, por ejemplo, ha llevado a que se posponga el rodaje de 'Misión Imposible 7', que debía comenzar en Venecia. Y el popular festival South by Southwest de Austin anunció que no se celebrará por primera vez en 35 años tras saberse que no habría representantes de Amazon, Netflix, Apple o Warner.

"A LA ESPERA"

Más allá de ejemplos como esos, la situación general es de estar a la espera, según han reconocido en medios de la industria ejecutivos de estudio, que ante el coronavirus por ahora hablan desde el anonimato. Y han explicado que están formando equipos de asesores con personal de producción, marketing, finanzas y recursos humanos para ir valorando el potencial impacto.

En lo que todo el mundo concuerda es que el potencial de disrupción es enorme. Los cambios en fechas de estreno pueden crear embudos, y lo mismo las potenciales alteraciones en las producciones y rodajes. Cuanto más dure esto menos películas entrarán en el canal de producción para 2021 o 2022, advertía en AFP Jeff Bock, analista de Exhibitor Relations.

El productor Stephen Nemeth, que va a estrenar una película en Austin, también apuntaba a la agencia las dificultades que pueden enfrentar los rodajes, especialmente los grandes con cientos de actores, extras y equipo técnico. Entiendo que haya actores que no quieran seguir con un proyecto. Cada película es su propio pueblo. Tienes mucha, mucha gente en un área limitada, todo el día juntos.

EL STREAMING, BENEFICIADO

Entre los potenciales beneficiados de una situación aún plagada de incertidumbre están las plataformas de streaming. Puede que los estudios aceleren el estreno en esas plataformas de títulos, especialmente los que no son superproducciones. Y hay que considerar el elemento humano.

En un informe Michael Olson, un analista de servicios, escribía este jueves que con los miedos por el coronavirus alejando a los consumidores de viajes y entretenimiento fuera de casa Netflix podría ser un beneficiario a corto plazo de este comportamiento temporalmente alterado. Y en 'New York Magazine' David Unger, jefe de Artist International Group, también se preguntaba ¿quién quiere ir a un cine ahora, a sentarse en una sala con un grupo de gente que tose?. Él se ponía más agorero, mostrando temores sobre el peso de las plataformas que preceden al coronavirus. Va a cambiar los patrones de visionado. Va a cambiar comportamientos. Va a cambiar la forma en que la gente consume entretenimiento.