Una aspirina letal. Así se define el grupo madrileño Nudozurdo. Tiene un claro origen underground, pero, a pesar de esta circunstancia, ha logrado vencer al circuito musical minoritario que define sus raíces. Actúa esta noche, de 1.00 a 2.00 horas, en el escenario Razzmatazz del FIB.

--Ha actuado más veces en el FIB. ¿Cómo les han acogido en tierras castellonenses?

--Es un festival donde siempre notas el respeto por los grupos, ya sean grandes o pequeños. Siempre han apostado por grupos interesantes nacionales y su zona del backstage es muy mítica.

--Muchos festivales son criticados por la poca variedad de sus carteles. ¿Está de acuerdo?

--Sí, es verdad. Muchos no quieren arriesgar y están muy centrados en ser exclusivamente rentables, olvidándose de su responsabilidad como creadores de una escena futura de calidad.

--¿En qué tipo de festivales suelen actuar? ¿Destacaría alguno?

--En el que nos quieran contratar. Tomavistas, de Madrid, nos gusta mucho. Formato mediano, cartel de grupos españoles, variedad y muy buena calidad.

<b>--¿Qué tiene de nuevo el último álbum, ‘Voyeur amateur’?

</b>--Un productor artístico, Ricky Faulkner. También el hecho de grabarlo fuera de nuestra ciudad, una preproducción muy larga, mucho trabajo en las guitarras, buscando con phasers y flangers, un sonido en movimiento, la mala baba, una síntesis de todo lo que habíamos hecho hasta ahora y una grabación en el estudio que fue como la seda.

--En muchas ocasiones han comentado que no les gusta explicar sus canciones, pero seguro que quieren transmitir algo.

--Si lo explicamos pierde la gracia. En realidad, siempre hay un significado, o varios, o por lo menos una historia en torno a la cual giran las canciones, pero nos gusta el misterio y las chicas malas.

<b>--¿Qué proyectos musicales tienen ahora mismo entre manos?

</b>--De momento, tenemos un proyecto instrumental que no sabemos si desligaremos de Nudozurdo. ¿Probaremos con las bandas sonoras? Bueno, quizás.