De la mítica Abraxas de Palma de Mallorca a las discotecas más de moda de la provincia de Castellón (Kyoto, Ufo’s, Takeno’s, Terminal...), pasando por el Candem de Londres. 35 años de pinchadiscos, gurú de las pistas, y siendo testigo de la evolución de la música. Erick Marco, toda una referencia como disc jockey.

Ahora, desde una posición más relajada, aunque todavía haciendo bolos, contempla una profesión que «ha evolucionado, que ha ido cambiando en estilos de ritmos y también de gente».

«Antes se pinchaba todo, había espacio para el rock, techno e incluso, el lento; ahora todas las variedades del house, música industrial», relata Marco, entre la nostalgia y «una vida más sosegada», porque, eso sí, el trabajo de dj «es muy sacrificado», indica.

Pero, además, Marco ha sido testigo de la evolución técnica en el arte de pinchar discos: «Durante muchos años íbamos con una maleta de vinilos; los djs ahora van con pendrive en el bolsillo como única herramienta».

Marco, asimismo, se considera un pionero. Su periplo por los mejores templos de la música bailable le llevó a traer hasta la provincia «lo que se hacía en otras partes con los tres platos, cómo se trabajaba y qué tendencias marcaban las modas». Confiesa que el impacto de los medios de comunicación, como la radio y la televisión, «ha sido determinante para separar lo que es comercial de lo que es buena música», y reconoce que «hay que tener psicología y cultura músical para ofrecer a los clientes de una discoteca lo que realmente quieren, como animarlos, como manipularlos», concreta.