Acaba de renovar por otros cinco años al frente del Museo Nacional de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid, y el burrianense Manuel Borja-Villel (Burriana, 1957) concibe su nueva etapa como idónea para "ampliar con obras a partir de los años 80 e incluir la arquitectura". Hijo predilecto de Burriana y premio del Mérito a las Artes de la Diputación de Castellón 2018, Borja-Villel señala que "un museo debe contar relatos, "no acumular tesoros", según asegura una entrevista con EFE Manuel Borja-Villel.

El castellonense (Burriana, 1957), al frente del Reina Sofía desde 2008, fue el primer director de un gran museo que se nombró siguiendo el Código de Buenas Prácticas, por un concurso que evaluó un comité de expertos y que tiene una duración máxima de 15 años.

El Reina Sofía, recuerda, está dedicado al siglo XX y XXI, y "refleja la historia de España", es "el gran museo del sur, de Latinoamérica y del Mediterráneo; una pinacoteca joven que se inaugura en 1990 y que, "en poco tiempo", ha logrado el respeto de la crítica y el favor de los visitantes, hasta llegar a los cuatro millones, "además de ser la institución mejor valorada".

COLECCIÓN CON PERSONALIDAD //

"Trabajo por una colección de características propias, atractiva para quienes les interesa su época, pero que necesita completarse porque acababa en los 80. Parece una época ahistórica, un presente continuo muy diferente a otros tan marcadas como el surrealismo o el cubismo, pero ha surgido la globalización, internet o la gran crisis. Es distintiva y necesita ser explicada", asegura.

No había abordado hasta ahora ese periodo, dice, porque se necesitaba más espacio, en concreto habilitar la planta Cero del museo -"una de las más bellas y hasta ahora ocupada por almacenes"-, pero la crisis les "cogió de pleno y no hubo fondos".

Ahora, adelanta, ya está aprobado "el estudio básico" de arquitectura y los procedimientos administrativos y espera que esté abierta en la primavera de 2021, una obra que, además, permitirá conectar "del todo" los dos edificios -Sabatini y Nouvel-.

Se trata, apostilla, de "ampliar con ella el ámbito cronológico" pero también de incluir la arquitectura.

"SERVIR AL PÚBLICO" //

Su objetivo, asegura, es que el museo sea "cada vez más sostenible" en todos los sentidos: "Es primordial servir al público, que cuando el visitante salga que lo haga un poco mejor, distinto".

"Un museo no está en el vacío. El valor de las obras es tan alto que no hay ningún museo que pueda adquirir cuadros de Gauguin o Da Vinci, por los que se pagan 300 ó 400 millones. Hay que buscar otra manera. No se trata de acumular tesoros sino de hacer colecciones que cuenten relatos", afirma.

Sobre el Guernica, Borja-Villel insiste en que el Reina Sofía "se hace" a partir de ese cuadro de Picasso y que sacarlo de allí para llevárselo al Prado no era buena idea: "Si alguien quisiera llevarse el cuadro se tendría que llevar la mitad del museo, todo el pabellón dedicado a la República".

LA FUNDACIÓN //

Borja-Villel está muy implicado también en la generación de una comunidad de coleccionistas que donen al museo obra que busca, y en ese sentido está orgulloso de que desde que hace cinco años se creó la Fundación Reina Sofía, ya han recibido obra por valor de 4 millones de euros.

En la parte más actual, de los 80 a ahora, el museo puede adquirir y pretende hacerlo con sus propios fondos pero en lo que se refiere a las vanguardias históricas, es decir la de Gris, Miró o Picabia, "el museo no tiene recursos y tiene que tratar de que los coleccionistas aporten", explica.

Pueden comprar parte de obras contemporáneas o aquellas que están "más fuera del foco" pero hay obras "clave" que, por su precio, solo llegan a través de la generosidad de los mecenas.

Otro de sus proyectos para los próximos cinco años, añade, es asumir las residencias de artistas jóvenes que hace ahora el centro Tabacalera y con lo que se consolidaría el Centro de Estudios del Reina Sofía para constituir una suerte de "college" no reglado.