Su gracejo andaluz, de Jaén, para más señas, es identificado e identificable al otro lado del hilo telefónico, por muchas veces de haberlo oído y visto en la televisión. Pero, además, no solamente da cercanía, sino paradigma de amistad. Así es Santi Rodríguez, que regresa a Castellón el 5 de febrero, “que es como jugar en casa”, con un desternillante espectáculo titulado Como en la casa de uno...

--¿Qué propone con su nuevo espectáculo en el Teatro Principal?

--Es contar a la gente cómo en un viaje alrededor del mundo nos creemos que todo lo de los demás es mejor que lo nuestro. Y, al revés, cómo nos contemplan los lugareños de cada país. Cómo reaccionamos en Estados Unidos, Aregentina, China... y cómo nos ven ellos, en una especie de espejo deformado, irreal.

--Usted ha venido muchas veces a Castellón. ¿Cómo espera encontrar a su público?

--Es maravilloso regresar a Castellón. He estado muchas veces, tengo muchos amigos y siempre he sido bien recibido. Es como jugar en casa. Un público fiel que quiere verme y reírse.

--Porque, ¿es necesario reírse en los tiempos que corren?

--Sí. Están las cosas de tal manera que a todo se le puede sacar su lado cómico. Todo es criticable y necesitamos desarrollar nuestro buen sentido del humor.

--Pero, el país es de chiste, ¿no?

--Ya lo creo. Nos tomamos en serio demasiadas cosas y, al contrario, nos reímos de las cosas que son muy serias. El sentido del humor no tiene que estar reñido con la seriedad. Vamos de un extremo a otro. Calificamos a los graciosos como gente poco seria, y eso no es cierto.

--En su caso, la TV fue su gran trampolín. ¿Cómo está funcionando la serie ‘Gym Tony’?

--Efectivamente. La televisión marca y es la que te acerca al ciudadano, la que te familiariza con la gente. Gym Tony va muy bien. Pocos creían en la serie, incluso por el título, pero llevamos un año con un humor casi surrealista, y con el que hemos alcanzado más de un millón de espectadores.

--¿Cuáles son sus referentes en el mundo del humor?

--Indudablemente Gila. Pero, también me gustan los transgresores. Los que tienen valentía. El humor tiene que ser también compromiso social.

--Usted tiene una vertiente muy solidaria, ¿verdad?

--Sí. He ayudado a la asociación Síndrome de Down, a luchar contra el cáncer de mama, al autismo... Es devolver a otra gente más necesitada parte de lo que te ha dado la vida cuando esta te sonríe. H