El Festival d’Estiu de Torreblanca cerró ayer su séptima edición consolidando el éxito que viene registrando en sus últimas convocatorias, dado que más de 1.000 personas llenaron la plaza de la Iglesia en el concierto de clausura de este año, con la actuación del violinista Jacobo Christensen, aunque apareció la lluvia y tuvo que suspenderse a mitad.

El concejal de Cultura, Carlos Albert, explica que el concierto del sábado también tuvo una gran respuesta de público, con un millar de personas que llenaron el improvisado patio de butacas, pero el festival podría seguir creciendo, «con más apoyos institucionales». En concreto, apunta a la Diputación de Castellón y la Conselleria de Cultura, a las que han solicitado que respalden esta iniciativa más allá de las fronteras comarcales, ayudando «en la difusión del programa», puntualiza el edil.