Las familias son gran parte del público del Rototom y tampoco han fallado a esta última edición, que ha registrado público desde los 0 hasta cerca de 90 años. Es habitual ver moviéndose por el recinto a personas de tan diferentes edades, desde niños, hasta jóvenes y adultos, incluso los más mayores, que disfrutan del ambiente intercultural, la gastronomía con sabores de muchos países del mundo o las múltiples actividades, aparte de la música.

Los más pequeños tienen su espacio especial para ellos, Mágico Mundo, donde han participado en talleres con material reciclado, con la colaboración de Formigues Festival, para concienciar de los graves problemas en los océanos y enseñar desde el juego a cómo mejorar y cuidar la tierra; yoga, cuentos sobre el Amazonas, con la líder indígena de Brasil... También han escuchado charlas sobre naturaleza e infancia y aprendido con talleres de cocina saludable, sobre cómo merendar de forma sana.

El Rototom Circus ha sido otro de sus espacios preferidos, con asombrosos espectáculos diarios que les han dejado con la boca abierta, de la mano de las mejores compañías internacionales, con acrobacias y malabares. En el Mercado Artesano, pequeños y mayores se han dejado llevar con talleres con materiales reciclados y biodegradables.

Los asistentes han podido aprender sobre plantación y decorado de un árbol de pita, cucharas de madera, iniciación al telar, marionetas, joyas de cámara de ruedas de bicicleta, creaciones con papel maché, adornos de rastas con chapas recicladas, palos de lluvia, púas de guitarra con madera de olivo y de animales con corcho....

También han participado en talleres de reciclado de maderas del desierto, elaboración de jabón, fabricación de papel reciclado, productos de limpieza biodegradables, artesanía con madera sostenible, creación de bolsitas de piel y camisetas.