Mixtura de culturas. Colores de la tierra y del mundo. La segunda jornada del Festival Internacional de Danzas de l’Antiga Corona d’Aragó volvió ayer a ser máxima expresión del lenguaje universal de la música y la danza en una simbiosis de hermanamientos entre Castelló y las ciudades de donde proceden los grupos participantes.

Y así se visualizó en la recepción que el Ayuntamiento castellonense preparó a los grupos participantes de este año y en la que, junto al intercambio de regalos, se plasmó el eje angular de la amistad y la convivencia.

Por la tarde, la plaza Mayor, repleta de público, aplaudió a rabiar las actuaciones de los grupos de Teruel, Menorca, Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona y Marruecos, junto a los locales Ramell, El Millars y Castelló, que exhibieron sus mejores trajes para unas danzas que reflejan la idiosincrasia de sus lugares respectivos. La ciudad de la Plana, convertida en capital internacional del folclore.

TODOS EN UN HOTEL // Más aún, cuando, «por primera vez, los participantes están todos alojados en un céntrico hotel de castelló, por lo que están disfrutando plenamente de la ciudad», como se encarga de destacar Josep Vidal, presidente de la Federació de Grups Folclòrics de Castelló, entidad, además, que, por primera vez organiza el certamen folclórico. Vidal hace hincapié en el hecho de que «todos las agrupaciones folclóricas de Castelló caminamos juntos en la defensa y recuperación de las danzas tradicionales de nuestra tierra».

Un festival que nació dentro del programa oficial de las fiestas de la Magdalena y que, en al década de los 90 se trasladó al mes de mayo para ir perfilando lo que actualmente es la primavera cultural castellonense con una serie de manifestaciones de artes escénicas que se desarrollan fundamentalmente al aire libre.