Primero se convirtió en un éxito cinematográfico, después en un fenómeno sociológico. Nadie se esperaba que, a estas alturas, una película de Disney adquiriera semejante repercusión y consiguiera revitalizar un concepto tan anticuado como el de los cuentos 'de princesas'. Pero así fue, Frozen: El reino de hielo (2013) recaudó 1. 276 millones de dólares y pocos meses después de su estreno todas las niñas (y muchos niños, entre ellos el de Charlize Theron, del que se viralizó un vídeo) querían ser Elsa.

En un tiempo récord el personaje se convirtió en un icono popular. ¿Su secreto? Tenía poderes mágicos, pero también se equivocaba, se enfadaba y era conflictiva, lo que la acercaba a las inseguridades del público joven. En aquel momento, la llamaron la princesa emo. Además, era tozuda, nada dócil, independiente y no necesitaba ninguna trama amorosa para reivindicarse a sí misma. Muchos se aventuraron a integrarla dentro del colectivo LGTBI, aunque Disney nunca ha dado un paso adelante (sino todo lo contrario) a la hora de dar alguna pista acerca de la orientación sexual de la heroína.

Quizás por esa razón, durante su visita a Madrid para presentar la segunda entrega de la saga, Frozen II, el productor Peter del Vecho (el hombre que subió a recoger el Oscar por Frozen: El reino de hielo) intentó lanzar balones fuera sobre esta cuestión: Lo que amo de estas historias es que podamos identificarnos independientemente de nuestra procedencia. En Disney tenemos total libertad creativa y nuestra última meta es la imaginación. Aquí hemos querido resaltar la historia de amor entre dos hermanas.

En realidad, los responsables tenían muchos hándicaps a los que enfrentarse en esta segunda parte además del supuesto lesbianismo de Elsa, como ampliar la historia y que tuviera un sentido que no fuera gratuito y componer canciones que superaran el hit Suéltalo. En Disney no hacemos muchas secuelas porque intentamos que permanezcan ligadas al equipo original, y esto no siempre puede ser. Además, hacer una segunda parte debía tener un sentido, había que contar algo nuevo, y en este caso quedaban muchas preguntas sin responder alrededor del personaje de Elsa.

MOMENTO CLIMÁTICO

Para configurar esta nueva historia los creadores (entre ellos Jennifer Lee, ascendida a mandamás dentro del estudio) se adentraron en el folclore escandinavo y viajaron al norte de Europa para empaparse de la atmósfera de los bosques helados. Así, aunque el cuento La reina de las nieves de Hans Christian Andersen continúa siendo una fuente de inspiración, también lo es la mitología noruega y sus criaturas.

Conscientes del potencial del personaje de Elsa, en esta ocasión decidieron otorgarle una mayor presencia (así como al muñeco de nieve Olaf) y suyo es el tema principal de la película, Mucho más allá (en España interpretado por un desafinado David Bisbal en los títulos de crédito), que acompaña a un momento climático de autodescubrimiento que se aprovecha para explotar toda la pirotecnia visual y el exceso de brilli-brilli.

La película promete ser un acontecimiento, esta vez no habrá sorpresas en ese sentido. Podrá verse en 944 pantallas y en 397 cines en toda España. Elsa se convertirá en la reina de las próximas Navidades y pondrá en la cabeza de las niñas (y niños) su corona de princesa empoderada y rebelde para mayor gloria del 'merchandising'.