Que sí, que sí. Manolo García enardeció a las masas. Quince años de ausencia en Castelló es demasiado tiempo para los miles de incondicionales que tiene el cantante en la provincia y aledaños. Por eso, la entrega a la causa fue absoluta. Y el artista respondió en una comunión tangible de letras urbanas y emociones desesperadas. De torbellino fehaciente en una plaza de toros abarrotada de bendita locura.

Fueron tres horas de concierto, pero podría haber durado mucho más en la eterna pasión de poemas y vivencias de amor y sol.

Con el sould out en la puerta del arenal soñado, llevó a los fieles amaestrados a un ritual de sonidos eléctricos y ancestrales instrumentos de liturgias encadenadas. Por la libertad y el orgullo, entre la nostalgia y los adentros.

Canciones maravillosas, las de siempre y las de su nuevo trabajo discográfico, Geometría del rayo. Acompañado de violín, acordeón y triángulo, así como de piano eléctrico, el único instrumento con enchufe de su nuevo live, Manolo García fue desgranando su repertorio entre una decena de instrumentos de cuerda (guitarras, bajo, contrabajo, violín y laúd) y de percusión (bongos, maracas, platillos y hang) en un sugerente lirismo poético.

Exprimir la vida, Cierro la noche, Solo amar y Sabrás que andar, un mix con Navaja de papel, Ya no danzo al son de los tambores, Braque, La sombra de una palmera, Sombra de la sombra de tu sombrero, Ardió... fueron algunas de las cuentas de un rosario de cristales evanescescentes que brillaban en los ojos de furia domada de público versátil que se movía nervioso, expectante, lanzado y clarividente en un maridaje perfecto Castelló & Manolo García, con excelsa colaboración del Ayuntamiento de la capital de la Plana.

MUY POTENTE // Formato acústico en un concierto muy potente. El que fuera cantante de Los Rápidos, Los Burros o El último de la fila estuvo acompañado sobre el vibrante escenario por Ricardo Marín, Víctor Iniesta, Josete Ordóñez (guitarras españolas, acústicas y laúd), Juan Carlos García (piano, percusión y coros), Olvido Lanza (violín y chelo), Charly Sardà (percusiones) e Iñigo Goldaracena (contrabajo y acordeón).

Fue, además, el concierto más solidario. Generosidad y esperanza para impulsar la ayuda para la investigación de dos enfermedades raras, el síndrome Mef2 y Batten CLN6. De esta forma, sobre el albero se instalaron mesas informativas y petitorias sobre ambas patologías para «visibilizar la problemática y recabar fondos que permitan seguir buscando soluciones para las mismas».