Ha regresado a su tierra. Su arte, sorprendente, vanguardista, peculiar, diferente, cargado de evocaciones y recuerdos, perfeccionista, contemporáneo y audaz, está impactando ya en las paredes del Espai d’Art Contemporani de Castelló (EACC), primer artista castellonense que cuelga sus obras en este templo de lo transgresor, atrevido y contestatario.

Manuel Sáez, calificado por la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, como «uno de los pintores más significativos del cambio de siglo», 20 años después, en Castellón, tras explorar el mundo con sus obras. Hijo pródigo del arte contemporáneo, se siente reconfortado por exponer en su ciudad. Feliz de rescatar espacios y lugares que les son comunes, que forman parte de su ADN vital. Zapatos, llaves inglesas, patos, --objetos en principio fríos se escapan del lienzo para atrapar al espectador, y sobre todo retratos--, conforman una estética personal en continua investigación de trazos, colores y formas sorprendentes. Siempre con la milimétrica medida de un lápiz, «la máquina más perfecta», y papel pautado, «líneas horizontales y verticales». Habla para Mediterráneo de forma contundente y concisa. Inteligente pintor de volúmenes y formas, rayano en la arrogancia, aunque no lo es.

--Casi 20 años después vuelve a Castellón. Como dice el tango, ¿veinte años no es nada?.

--Sí. Mi ultima presencia en la ciudad fue con la exposición itinerante del pavimento cerámico del ágora en la Universitat Jaume I , una imagen que representa un guante blanco como símbolo del conocimiento. Mucho antes, en 1996, realice una exposición titulada Colección exclusiva. La muestra en el Espai d’Art Contemporani es la forma más bonita de recuperar mi cordón umbilical con mi ciudad. La verdad es que estoy feliz. Y vuelvo sin rencor.

--¿Cómo se define su arte? ¿Qué estilos y tendencias tiene?

--De entrada, considero el arte como una expresión sensorial. Explicaciones siempre las justas. Soy un artista que ha encontrado en el margen el centro.

--Pero, lo cierto es que tiene influencias anglosajonas…

--Me gusta el mundo anglosajón, sí. Soy un enamorado de la escuela de Chicago. Pero, también me gusta el Museo del Prado y de la pintura más nuestra, la mediterránea. Estoy abierto a todo lo que es arte, sin localizaciones geográficas concretas.

--Usted le da mucha importancia a la reacción del espectador.

--Las imágenes que utilizo hacen de chispazo. Son abiertas, el espectador añade el resto. Atribuye a las imágenes lo que quiere. Lanzo siempre ideas, pero me interesan más las reacciones.

--Mientras Castellón estaba huérfana de usted, se dedicaba a recorrer todo el mundo.

--Sí. Durante este tiempo he realizado exposiciones individuales y colectivas en Estados Unidos, Japón, Latinoamérica, y en otros muchos lugares de España.

--Su obra está plasmada de recuerdos familiares y de la infancia, de objetos, a veces infravalorados y despreciados.

---Me inspiran los objetos cotidianos (zapatos, llaves inglesas, patos...). Intento ofrecer lo nuevo en lo conocido, aportar una mirada nueva. Y, por supuesto, toda mi obra esta trufada de vivencias y experiencias con mi familia.

--Usted reivindica el lápiz como la mejor manera de pintar.

-El lápiz es una máquina perfecta y te permite dibujar como un sismógrafo. El te lleva donde tu quieres a la hora de dibujar.

--Porque, ¿qué es para usted el dibujo?

--El dibujo es la forma más sutil de la pintura y, a través de él, se hace una aproximación sensual y con una fuerte carga psicológica a géneros como el bodegón, el paisaje, el retrato o la pintura.

--¿Por qué el título de la exposición ‘Ideología en reposo’?

--La exposición podía haber tenido varios títulos, que cambiaban a medida que se iba montando. Al final, y en tiempos convulsos, lo mejor era hacer un llamamiento a la serenidad, a la tranquilidad, al sosiego. Esa es la causa.

--¿Qué obras son las que presenta en la exposición?

---Presento por primera vez la serie Reencarnaciones, iniciada en 2012, y en la que actualmente continúo utilizando el retrato como documento social y paisaje psicológico. Asimismo, muestro una selección de las series inéditas de la última década: Dios lo ve, Dime la verdad, No seas idiota, El turista del espacio, Mon Oncle, y Tomoe. Parte muy importante de la exposición son mis trabajos recientes que he a preparado, ex profeso, para este proyecto: Pentagrama, Ni contigo ni con él, Tramoya, Anatomía de la influencia, o Rear Window. Están también presentes piezas solitarias como La noche de las cien cabezas, un homenaje al libro del mismo título que escribió Ramón J. Sender años antes de ir al exilio, u otras como Antonio, o P.D., pequeños homenajes a gente muy cercana, todas realizadas a lo largo de este año.