El italiano Domenico Mottola copó los tres grandes premios del Certamen Internacional de guitarra de Benicàssim de este año, el de ganador del concurso, el del público y el de la mejor interpretación de la obra de Francisco Tárrega, en una final muy competitiva y de indudable nivel, que se llevó a cabo el viernes en el Teatre Municipal.

La audición contó con el concurso de una elogiable Orquesta Sinfónica de Castelló a la que dirigió el maestro Salvador Sebastià, obteniendo unos resultados espléndidos sobre todo en la precisión del acompañamiento a los solistas y en la sensibilidad del fraseo, llevado con la poética sensibilidad que es consustancial en su modo de empuñar la batuta. En su primera intervención en solitario, el mentado conjunto instrumental ofreció unos primorosos fragmentos de la Música nocturna de Madrid de Boccherini, fraseados con verdadera pulcritud dieciochesca.

dominador // Mottola, amplio de fraseo y preciso, apostó por el primero de los dos conciertos de Castelnuovo: decidido en el Allegretto apuntalado por una orquesta suntuosa, lírico en la Romanza y vehemente en la Cadencia y dominador en el Cavalleresco, seguido por una orquesta de respuesta impecable.

Su versión del Capricho árabe de Tárrega fue correcta en el decir pero tediosa en el tiempo. Se entiende la adjudicación del premio solo en el caso de que pesasen en la decisión final las versiones de la fase de concurso, en las que anduvo más propio.

nivel // El ucraniano Marko Topchii, que logró el segundo premio del festival, demostró más nivel en las sesiones previas que en la final, donde estuvo evidentemente nervioso con un sonido pequeño para el concierto de Villa-Lobos, siendo frecuentemente fagocitado por la orquesta, pese a sus esfuerzos por tocar piano. Fue elocuente el fraseo del concursante en el segundo tiempo, bien apoyado por los arcos y resolutivo en el Allegretto.

Al margen de opiniones personales sobre las Variaciones del carnaval de Venecia de Tárrega, ofreció una versión correcta y bien calibrada sin demasiadas alharacas. Se agradeció.

Fueron finalistas Elena Fomenko de Rusia y Sanel Redzic de Bosnia. Ambos eligieron la Fantasía para un gentilhombre de Rodrigo (curiosamente las cuatro piezas interpretadas con la orquesta estaban dedicadas al mítico Andrés Segovia) que el bosnio ofreció con un sonido brillante, metálico en exceso y una lectura correcta aunque poco imaginativa, excepto en el Ricercare.

La rusa poseía un sonido hermoso aunque no grande, la verdad es que no llevaba demasiado preparado métricamente el concierto de Rodrigo, aunque salió del paso merced a la pulcritud precisa del acompañamiento de la batuta de Sebastià. El momento de mayor decisión fue sin duda la Españoleta.

Su Árabe de Tárrega también pecó de lento, aunque no tanto como el de su colega italiano, con frecuente uso de glissandos.