La cultura se muere, la cultura se muere..., nos vienen a decir en el discurso oficial sobre los derechos de autor, y eso es lo que parodiamos, porque la cultura no muere; lo que hay es un negocio montado alrededor de la cultura”, señaló ayer Óscar Gual (Almassora, 1976), autor, junto a Robert Juan-Cantavella (también de Almassora, 1976), y viceversa, de El corazón de Julia, una historia ácida de zombies y cantautores.

Fue en la librería Argot en un encuentro en el que ambos escritores consagraron su lucidez e ironía para denunciar la industria cultural “y su nivel de negocio”, frente a las nuevas herramientas on line. Y así lo cuenta Gual, quien, en este demiurgo de industria cultural convencional y nuevas tecnologías, recuerda que la novela, “escrita por entero a cuatro manos”, ha sido distribuida por entregas, “como se hacía en el siglo XIX, a través de la plataforma Sigue Leyendo, cada lunes y por un euro”.

Tanto Gual como Juan-Cantavella forman parte de la nueva hornada de jóvenes narradores contemporáneos. “Fuimos de la generación Nocilla --bromean--,

pero ahora retomamos otros caminos”, indica Gual, quien como su alter ego, Robert, encumbran a autores como David Foster Wallace, uno de los gurús de la literatura posmoderna, del realismo histérico y el metamodernismo.

Una novela que “eleva a la categoría de lo absurdo a la SGAE, la sociedad que gestiona los derechos de autor y a la actuación de sus dirigentes”, explica, por su parte, Juan-Cantavella, sobre qué es El corazón de Julia. “Unos directivos que se estaban lucrando bajo la amenaza de una cultura que se muere”, concreta.

LITERATURA // Argot se convirtió ayer en templo de la literatura más contemporánea desde el realismo social made in Castellón, con dos autores de casa que han conjugado su talento en una experiencia narrativa fraguada en colaboraciones mútuas y con guiños de escenas y personajes en cada una de sus obras independientes. Una presentación que ha completado el ciclo de actividades de la librería en este 2011 que se acaba. H