La primera novela de Mo Daviau amasa guiños al indie rock de los noventa ya desde el título, 'Every anxious wave', extraído de un tema de Sebadoh ('Kath'). Blackie Books ha preferido lanzarla en España con un título algo menos críptico, que puedan entender los no iniciados en la materia: 'Lena y Karl'. ¿Qué le parece, Mo? "¡A mí me gusta!", dice ella al otro lado de la línea. "Al fin y al cabo, de eso hablo, de la historia de Lena y Karl. Me gusta bastante esa simplicidad".

Lena es una científica punk rock. La clase de persona que pone a su gato el nombre de Ian por tres motivos: Ian Curtis (de Joy Division), Ian McCulloch (de Echo & The Bunnymen) e Ian MacKaye (de Fugazi). En definición propia, "gruesa además de inteligente", "una combinación de la que nuestra cultura trata de disuadirte".

Karl es el dueño de un bar. Tocó en The Axis, una banda rock de segunda fila. Su vida es tedio y recuerdo hasta que encuentra un agujero de gusano (especie de atajo a cualquier parte del continuo espacio-tiempo) en un armario de su apartamento de Chicago.

Con apoyo de su colega Wayne en el apartado tecnológico, Karl monta un negocio de viajes en el tiempo, o para ser precisos, de viajes a determinados conciertos que siempre quisiste ver. Pero su amigo cree que pueden hacerse cosas más nobles con el descubrimiento, como impedir el asesinato de John Lennon. Lástima que Karl le envíe a 980 en lugar de 1980. Para su rescate haría falta la ayuda de un astrofísico. Así es como Lena entra en acción.

PERDIDOS EN LA MEDIA FIDELIDAD

Pero esta no es la historia de Lena, Karl y Wayne, sino esencialmente de Lena y Karl. De sus viajes al pasado, sus regresos al futuro y todo un cúmulo de aventuras en las que amor rima con ciencia ficción. También de sus filias musicales compartidas, empezando por Elliott Smith, del que ambos tienen tatuado el mismo verso: "La luna es como una bombilla que se rompe", del tema 'St. Ides Heaven'.

Casi podríamos hablar de cruce simpático de 'Alta fidelidad' (aquí están la música y su capacidad para levantar y complicar relaciones) con la serie 'Perdidos' (a veces es igual de revientamentes), pero Daviau no siente pasión por una referencia ni la otra: "Obviamente, he leído la novela de Nick Hornby, y también vi la película, pero no estaba pensando en ellas. Y con las series soy muy mala; soy incapaz de seguirlas de principio a fin. Si hubo una que pudiera ser una referencia, sería 'A través del tiempo', que no sé si se vio en España". Se vio, se vio. "Esa la veía de manera religiosa". Su principal inspiración fue un libro: 'La mujer del viajero en el tiempo', el best-seller del 2003 de Audrey Niffenegger.

Eso y su propia experiencia: "Una noche, estando en casa, no dejaba de pensar sobre las decisiones. Las que había tomado en momentos clave y lo diferente que sería mi vida de haber hecho justamente lo contrario. La única forma de arreglarlo todo parecía viajar en el tiempo". Según Daviau, escribir 'Lena y Karl' le sirvió para "poner muchas cosas en perspectiva", y ya no se fustiga pensando en lo que pasó años atrás.

PARA TI QUE ERES 'INDIE'

Aunque no es obligado ser un devoto del indie rock para disfrutar del libro, lo cierto es que ayuda. 'Lena y Karl' es, en conjunto, un gran festival de nostalgia para quienes creen que la mejor música de la historia se cocinó en Inglaterra a principios de los 80 y Estados Unidos a principios de los 90, casi siempre con guitarras. Lena y Karl, aunque encantadores, pueden pecar de sectarios: ¡un respeto por ABBA o Whitney Houston!

Pero tampoco parece que Daviau hable a través de sus personajes. Cuando le pregunto a qué concierto de Todos Los Conciertos viajaría por el agujero de gusano, opta por uno inesperado: "El de los Rolling Stones en el Madison Square Garden del 27 de noviembre de 1969; antes de ellos actuaron juntas Tina Turner y Janis Joplin". No es mala opción. Que sean dos billetes.