El 25 de febrero se representa en el Teatre Principal de Castelló la obra Delirium, un texto que firma Marcos Luis Herrando, quien desde hace 20 años puede considerarse un castellonense más. Junto a Alberto Baño y Pilu Fontán forma parte de la compañía Teatro del Contrahecho, encargada de esta producción que dirige Isabel Martín y en la que participan como intérpretes los propios Baño y Fontán, además de Rosanna Espinós, Ernesto Pastor y María Poquet.

Esta es una obra que versa sobre el alcoholismo y las adicciones, que nos trae esas historias de bar que todos conocemos y que consideramos casi normales. Con el dramaturgo hemos hablado.

—¿Cuál es la génesis de Delirium

—Cuando comienzo una dramaturgia, intento hacerlo sin condicionarme, siendo muy permeable a los temas que me atrapan y me puedan resultar interesantes. Me gusta escribir en los bares, curiosamente un poco de follón me ayuda a concentrarme más que el silencio. Y ahí surgió Delirium, en las conversaciones de barra, en los personajes que las habitan, en las relaciones que se mantienen con una cerveza en la mano. Luego vas investigando, te documentas con profesionales que tratan la adicción, profundizas y aunque es un problema muy extendido, hay muchas sombras y gran desconocimiento. Pese a que el alcohol está muy presente en la vida de casi todo el mundo, obviamos su peligro potencial y cuando nos damos cuenta, podemos estar metidos en una adicción de la que es complicado salir.

En la obra nos interesa hablar del alcohol y también de la dependencia, pero no desde un punto de vista moralista, sino intentando comprender, ahora que aparecen adicciones nuevas y no sabemos cómo tratarlas. La obra tiene el alcoholismo como tema principal, pone un foco sobre ese margen social, pero desde allí también nos seducía lanzar una mirada hacia nuestro “estado del bienestar”, hablar de muchas más cosas que nos interesan y aportar nuevos discursos y perspectivas.

Al final mostramos en la pieza que el alcoholismo es una enfermedad, una adicción no un vicio y que a las adicciones cada vez estamos más expuestos todos en un mundo más paranoico cada día.

—La literatura ha abordado a través de algunas obras maestras la problemática del alcohol, su adicción. Disculpa mi ignorancia pero no sé si el alcohol ha tenido tanto protagonismo en el teatro.

—El alcohol ha estado presente en el teatro como parte de la biografía de personajes, pero no tanto como temática central de una obra. En el cine ha sido tratado en varias películas, como la maravillosa Días de vino y rosas o la más explícita Living las vegas y en literatura, autores como Bukowski con su realismo sucio es un gran ejemplo, pero siempre se aborda desde un tratamiento naturalista. En nuestra propuesta, tanto en lo textual, como en la puesta en escena dirigida por Isabel Martí, al romper con muchas convenciones escénicas, tratamos el tema con más libertad y desde muchas perspectivas, desde el propio juego lírico del texto con las acciones físicas de los personajes, al monólogo de un “speaker” que nos desnuda momentos personales, o el diálogo absurdo que se dan muchas veces en las barras de los bares, y que en ocasiones he transcrito casi literalmente de alguna conversación que he escuchado en algunas de ellas.

—¿Qué supone para ti, que llevas 20 años viviendo en Castelló, que una obra tuya se represente en el Teatre Principal?

—Creo que en algún momento he soñado con que alguna obra mía se representara en el teatro más importante de mi ciudad, pero cuando te comprometes con tu trabajo, no te preocupas tanto en donde se va representar, como que lo que cuentas sea interesante, original y que estés dando algo desconocido al espectador para que cuando salga de la sala, lo haga de una forma diferente a como ha entrado.

Por supuesto que me encanta que Delirium se pueda representar en el Principal de Castellón, en un teatro histórico y precioso. Pero lo más interesante para esta ciudad es que en él se estén dando espacio a este tipo de dramaturgias. Castellón no cuenta con salas de teatro alternativo con programación estable donde se puedan ver propuestas más arriesgadas. Y es una pena, porque creo que el público de Castellón pierde oportunidades de ver trabajos muy interesantes.

—Desde 2015 formas parte del Teatro del Contrahecho, donde has desarrollado gran parte de tu obra. ¿Dirías que sois un mismo ente?

—No, no creo mucho en el matrimonio anulador, somos unos compañeros de promoción de la ESAD de Valencia que teníamos un interés común por un tipo de teatro y unimos fuerza y talento para sacar proyectos adelante. Alberto Baño y Pilu Fontán han confiado muy generosamente en mis propuestas dramatúrgicas y yo en su enorme trabajo, y mientras siga así, y mis compañeros quieran continuar arriesgándose con mis “locuras”, seguiremos realizando proyectos con Contrahecho. Pero no nos limitamos, ellos tienen otros proyectos y en mi cabeza está el poder realizar producciones en Castellón con compañeros de aquí, porque no sólo quiero que se estrenen obras en mi ciudad, también me gustaría trabajar en ella y estoy currando para que pueda ser así.

—Desde tu punto de vista, ¿son buenos tiempos para la dramaturgia? He de decir que en los últimos 5 años hay una mayor visibilidad y reconocimiento, sobre todo del teatro castellonense. ¿Qué opinas?

—Desde luego, pese a que son malos tiempos por la situación, las artes escénicas ha vivido en crisis permanente y siempre ha sobrevivido con talento. Además ahora hay muchas más alternativas, las propuestas son más heterogéneas, tienes más opciones para elegir el lenguaje con que quieres expresarte.

Castellón es una provincia con una gran tradición en el teatro de calle, pero han aparecido bastantes personas que han destacado en sala, incluso personas que vienen del propio teatro de calle como Sonia Alejo. Pero gente como Begoña Tena, Adrián Novella, Mafalda Bellido, Nuria Vizcarro, han hecho dramaturgias que han tenido muy buena acogida y han sido nominadas o premiadas.

La pandemia nos ha traído muchos problemas a las Artes Escénicas y ha obligado que los profesionales se unan para tener una voz ante las instituciones. En Castellón también ha pasado y ha surgido Proart Castelló, una asociación de profesionales de las artes escénicas de las comarcas de Castellón, y espero que esta unión nacida de la situación adversa, permanezca en el tiempo y sirva para que surjan más proyectos, de más calidad, con más posibilidades de formación y de investigación. Como ves, en esta profesión hay mucha resiliencia y de las dificultades brotan opciones.