El cantante transformista Pedro Moreno Moreno, conocido artísticamente como Violeta la Burra, que se convirtió en un símbolo de los cabarets catalanes en la España del franquismo y llegó a actuar en varios escenarios de París, ha muerto a los 84 años en Sevilla, según ha informado el Ayuntamiento de Herrera (Sevilla). Violeta la Burra será enterrado esta tarde en el cementerio de su localidad natal, tras un funeral que tendrá lugar en la Parroquia de Santiago El Mayor.

Nacido en este municipio sevillano en 1936, de niño trabajó en los campos de olivos de su pueblo, pero con 20 años comenzó a decantarse por el mundo de la música y de las folclóricas que triunfaban en la época, lo que unido a la dureza del trabajo en el campo le hizo emigrar a Barcelona, donde encontró rápidamente trabajo en algunos de los locales de moda de entonces.

Allí, comenzó a actuar como travesti, primero los fines de semana, donde se subía al escenario de Los Claveles, en la calle Escudellers, junto a compañeras como Rosarito y Marilí, actuando siempre en clave de flamenco, para luego pasar a locales de más importancia, entre los que estaban Andalucía de Noche y Jardines de Córdoba, donde el nivel subía hasta estar en carteles con Antonio Machín o Estrellita Castro.

SALVADOR DALÍ Y LOLA FLORES

De allí pasó a la sala estrella de la capital catalana, Barcelona de Noche, donde conoció a Salvador Dalí, con el que trabó amistad enseguida. Posteriormente, se incorporó al cuerpo de baile de Lola Flores en los espectáculos que representaba en los teatros Victoria y Calderón.

La cima de su carrera llegó cuando un empresario francés se fijó en su espectáculo y se lo llevó a París, donde fue artista de referencia en la sala Paradis Latin durante dos años, hasta que su madre enfermó y decidió volver a España con ella.

Con casi 80 años mantenía parte de su actividad artística, durante la que grabó varios discos, que se vendían sobre todo en formato de casetes, y siempre se mantuvo en contacto con su pueblo, donde su madre tiene una calle con su nombre y al que volvía en varios momentos del año, con una visita fija siempre en Semana Santa.