En realidad, es posible que la victoria de Joaquin Phoenix en la gala de los Oscar del lunes estuviera cantada incluso desde antes de que 'Joker' dejara de ser un mero proyecto poco prometedor para convertirse en una película de éxito monumental. Después de todo, podría decirse no solo que el actor nació especialmente dotado para dar vida al psicópata Arthur Fleck -su mirada acuosa y su cicatriz en la zona del mostacho son herramientas perfectas para inquietar-, sino que lleva toda la vida preparándose para ello.

Porque, a lo largo de una carrera que ya recorre su cuarta década, Phoenix ha convertido los personajes oscuros y perturbadores en marca de la casa. Empezó a hacerlo en 'Dulce hogar... a veces!' (1989), una 'dramedia' familiar en la que él, con 14 años -por entonces aún respondía al nombre que recibió en el bautizo, Leaf-, subvertía la ligereza general del relato encarnando a un adolescente antisocial y obsesionado con la pornografía. No fue hasta 11 años después, eso sí, que su desconcertante intensidad quedó patente a gran escala: en 'Gladiator' (2000), gracias a su retrato del emperador Cómodo -una compleja mezcla de villanía, vulnerabilidad y sensualidad 'queer'-, por el que obtuvo su primera nominación al Oscar.

Es lógico que, una vez convertido en una estrella, su carrera se desviara casi inmediatamente hacia las carreteras secundarias de Hollywood: las suyas son cualidades interpretativas para las que el 'mainstream' no suele encontrar acomodo. Sí, trabajó puntualmente para los grandes estudios -en dos de las películas más chaladas de M. Night Shyamalan, 'Señales' y 'El bosque'; en el 'biopic' de Johnny Cash 'En la cuerda floja', que le proporcionó su segunda nominación a la estatuilla-, pero prefirió centrarse en el cine 'indie' y en sucesivas colaboraciones con James Gray, un director magnífico pero nada comercial. Y culminó lo que para muchos era un acto de autosabotaje con el falso documental 'Im Still Here', con el que convenció momentáneamente al mundo no solo de que estaba harto del cine y por tanto lo dejaba para dedicarse al hip-hop, sino también de que posiblemente se había vuelto loco.

Lo que Phoenix ha venido haciendo frente a la cámara desde entonces, en películas como 'The Master' (2012) -tercera nominación al Oscar-, 'El sueño de Ellis' (2013), 'Her' (2013), 'Puro vicio' (2014), 'En realidad, nunca estuviste aquí' (2017) y 'Los hermanos Sisters' (2018), puede considerarse como una de las investigaciones más profundas, disciplinadas y deslumbrantes de los rincones menos acogedores de la mente humana que se le recuerdan a un actor. Y, por lo que respecta a su protagonista, 'Joker' no ofrece nada que no estuviera presente ya en este grupo de títulos, a excepción de una cosa: la confirmación de que una película de Phoenix puede ganar cantidades descomunales de dinero. Y probablemente habrá quienes piensen que, ahora que por fin tiene el Oscar y que da esos discursos tan conmovedores cuando lo agarra entre las manos, aceptará ser el tipo de actor que Hollywood espera de él. Más les vale esperarle sentados.