Obstinado, el toro de Santa Rosa con el que Pacó Ramos confirmó su alternativa el pasado domingo en el bicentenario coso de Acho de Lima, arrancó todas las ilusiones y esperanzas que el torero de Onda tenía depositadas en un día clave para su carrera. Logró anunciarse en la Feria del Señor de los Milagros, serial en el que hacen el paseíllo todas las figuras españolas, tras ganar el Certamen de la Oportunidad. Era como una especie de recompensa a tantos y tantos años de lucha por el Perú taurino más duro e ingrato. Solo tenía un toro, uno, para demostrar que todavía le queda mucho por decir, pero resultó del todo imposible. Aun así, se vislumbró su capacidad, lucidez y el poso de los años.

Paco, vestido de estreno con un torerísimo grana y oro, confirmó la alternativa de manos del mexicano Jerónimo y en presencia de Luis Bolívar. Fue en el tercer toro de la tarde, animal que siguió la tónica de escaso juego ofrecida por el resto, salvo el sexto, que sí dio opción a Jesús Enrique Colombo. Ramos, cuya tarjeta de presentación fue un buen quite por chicuelinas, se atalonó y con mucha firmeza tragó las descompuestas embestidas del astado, que soltaba la cara en exceso y nunca se entregó por abajo. Estuvo en todo momento Paco por encima del animal, por lo que las sensaciones fueron buenas, aunque no llegara el triunfo deseado. Su lucha continúa en los Andes. Todavía no se da por vencido.