La castellonense Patrizia Escoin fue, no se sabe si a conciencia o por casualidad, lo que algunos llamarían 'sex symbol' de una cierta generación (adolescentes de finales de los 80 y principios de los 90). Sus fotos adornaron más de una taquilla de la mili y más de un taller mecánico en la época en que ella era la voz y la imagen de Los Romeos, grupo de rockeros-con-chica-al-frente que grabaría tres álbumes (el primero de ellos, 'Muérdeme', bien exitoso) y sería consistentemente popular entre 1990 y 1992. Cuando el grupo quebró en 1996, Escoin se resistió a inaugurar la típica segunda fase de carrera pop en giras de nostalgia y refrito, y montó un grupo (Lula) y luego otro (Los Amantes), ya en ámbito de 'indie underground' y con coordenadas powerpop y ramonianas. Ella es la quinta invitada de este cuestionario.

La letra de vuestro 'hit' 'Muérdeme' ya parecía un tanto chapada a la antigua en los 90, pero hoy en día suena como de otro siglo: "Quiero ser tu esclava para ti", "si quieres mi cara golpear"…

La cuestión es: ¿Qué sucedería si algo así se publica hoy? ¿Sería posible? ¡Lo dudo mucho! ¿Quién es el chapado a la antigua entonces? Evidentemente era una letra 'sadomaso', pero, ojo, la protagonista lo pedía y era consentido. No pienso que estuviéramos haciendo apología de la violencia, aunque desde luego tenía un corte algo machista. Las letras las hacía Pedro pensando en lo que quería que fuera... y no era.

¿Qué sientes al ver los vídeos antiguos de Los Romeos, con los bailes y la estética y las letras? ¿Embarazo, orgullo, pánico, júbilo, ternura…?

Ternura por la juventud que tuvimos, y orgullo.

Este no es un país que haya destacado nunca por lo civilizado de sus habitantes, especialmente en algunos pueblos profundos. ¿Cómo de peligroso era ir de gira por las fiestas mayores en 1990, cantando esas letras salaces?

Había de todo: el típico inculto, pero también gente muy 'in'. Yo iba bien custodiada por los chicos, pero siempre había algún fresco… Los Romeos no vendíamos solo chica, como otros solistas que vendían solo carne. Lo nuestro era mucho más: había canciones, había grupo, sonábamos muy bien y había calidad. Quien viniera solo por mi falda corta no volvía una segunda vez.

Después de más de 30 años, la mayoría de crímenes del pop español de los 80 han prescrito. Ya puedes confesar quiénes eran los grupos que te parecían más birria de aquella hornada.

No suelo poner verde a nadie. No es mi estilo criticar, respeto a todo el mundo. Más o menos.

¿Qué es la cosa más sexista que te ha dicho nadie en toda tu vida de rocanrolera?

"Tocas bien para ser una chica".

¿Cómo te definías de joven y cómo te defines ahora, políticamente? ¿Qué piensas de nuestro preclaro presidente del Gobierno?

Soy activa políticamente, y soy de izquierdas desde siempre. La mayoría de las veces no encuentro un partido que me represente, igual porque estoy muy a la izquierda: repartiría bienes y obligaría a todos a tener y trabajar lo mismo. Prefiero no opinar sobre ese despropósito que nos dirige y nos gobierna. Lo que opino es evidente.

"No soy normal y no voy a mejorar", dices en una canción de Los Amantes. La normalidad da un cierto escrúpulo, ¿verdad?

Yo quisiera ser normal... y feliz. Pero no lo soy. La normalidad, el ser como los demás, sentirse dentro de algo mayoritario, da felicidad. La exclusión, lo diferente, no la da.

Estuviste en una banda exitosa de pop popular, y luego te marchaste al 'underground', a hacer lo tuyo. ¿Qué es lo mejor y peor de cada sitio?

Yo sigo igual y haciendo lo mismo: tocar, grabar, hacer canciones… Nada ha cambiado. Los Romeos tuvieron éxito pero eran una banda 'underground', ahora mismo también lo seríamos. Lo mejor de tener éxito es que vives de ello y va gente a tus conciertos. Lo peor es que tienes que aguantar algunas gilipolleces que ahora me ahorro.

Debía de dar un poco de rabia que la gente comparara a Los Romeos con bandas que desde luego no eran mejores que vosotros, como Transvision Vamp.

Transvision eran una gran banda, aunque no nos influenciaron. The Primitives sí lo hicieron, aún los admiro y me encantan. No nos gustaba demasiado admitirlo entonces, pero bebimos claramente de esa influencia y de muchas otras. La corriente de grupos con chica nos animó, sobre todo a mí, a lanzarme y cantar. Lo vi viable por mi registro de entonces. Potentes guitarras con voz suave nos parecía una combinación estupenda.

¿Qué canción de cualquiera de tus bandas, por composición o producción o lo que sea, te hace aún rechinar los dientes y taparte los oídos?

Ninguna. Bueno, tal vez ahora quitaría la versión de Raphael, 'Cuando llega mi amor'.

No te has ido a Madrid, Nueva York o Ulan Bator. Te has quedado en Castellón. ¿No te tira un poco la sisa lo de seguir viviendo en tu ciudad natal, donde todos te conocen?

Sí, a veces. Con Romeos fue mucho agobio, pero ahora ya no. Amo a mi familia y aquí se vive muy bien, tengo mi casa, la playa… No podría vivir sin la playa y el mar.

¿Qué pensaste del advenimiento del 'indie' y el 'noise pop' a mediados de los 90, cuando todos aquellos nuevos grupos no muy geniales (por decirlo finamente) copaban las revistas de tendencias sin tener un solo 'hit'?

Una generación tira a otra, pero entonces no lo entendía. Lo de las letras en inglés, lo de que el 'hit' fuese no tenerlo… El tercer disco de Los Romeos, 'Sin conexión' (1996) ya era muy de la nueva hornada. Me encantó la corriente noventera, la renovación, y ese espíritu amargo que iba mucho más con mi carácter. Me impulsó a aprender a tocar y a hacer canciones propias. Los 90 fueron mi gran escuela.

¿Qué has hecho hoy?

Estoy desayunando mi segundo café con leche.